martes, 31 de octubre de 2017

RAYA

Cuando los diputados a la Asamblea Nacional Constituyente del período 1980-1982 decidieron prohibir la reelección presidencial, se fundamentaron en la experiencia histórica de Honduras y tuvieron en cuenta la festinada inclinación de algunos de sus políticos a la comisión de abusos en contra de su mismo pueblo. Cuatro años -concluyeron- es suficiente para que un político estadista, demuestre que puede hacer algo bueno por el desarrollo del país; no el de su familia, amigos y partidarios.
Buscar el poder desde el poder mismo conduce a abusos de todo tipo. El diálogo radial, propaganda del partido de gobierno promoviendo la raya continua en la elección de los diputados al Congreso Nacional, constituye una tortura para quienes, deseando escapar de los ruidosos descalabros que aquejan al país, tratamos de buscar paz y tranquilidad en la música instrumental de las radioemisoras.
Veinte cuñas por hora y 480 por día, agreden la paciencia de los oyentes y lastiman la sensibilidad de los oídos.  A los inventores de este tipo de propaganda y su frecuencia de difusión -que parecieran tener el disco duro formateado-  se les ocurre que se puede vender un “producto” político con un disco rayado.
La concepción de la raya continua no tiene nada que ver con la Geometría. Más bien es parte de la consigna que tiene que ver con la reelección ilegal; el monopolio del poder; la emisión de leyes confiscatorias; la elección de tribunales espurios; la perseverancia en mantener a Honduras fuera de los beneficios de la Cuenta del Desafío del Milenio; el combate sectario y selectivo a la criminalidad; y el insistir en mantener la patria dentro de los rangos de las naciones más atrasadas de la tierra. Es la raya que nos dirige a competir con denuedo por hundirnos en el subdesarrollo permanente.
El diálogo de la raya -que ya nos tiene rayados- dejará de escucharse unas horas antes de este 26 de noviembre. Pero, sí el proyecto reeleccionista se sale con la suya, no cabe duda de que, múltiples diálogos surgirán el 27 de noviembre, anticipando que “lo bueno tiene que continuar” 8 años. Y así continuará la pesadilla, sí permitimos que la aventura continuista se concrete.



jueves, 19 de octubre de 2017

CONTRAVIA

La pareja entraba con todo y carretilla en el área de caja del supermercado solicitando permiso para pasar. Cuando el cliente en turno de pago les indicó que se conducían en contravía, con la mayor frescura, el transgresor de reglas indicó “no somos perfectos”.
Arropados en el pretexto de la imperfección, en algunas sociedades existe la arraigada inclinación a irrespetar ya sea por ignorancia o por desprecio al orden, las elementales reglas para conducirse correctamente en convivencia.
Dirigirse contravía no es monopolio de los automovilistas que se conducen en la calzada por la vía contraria, exigiendo que aquellos que van correctamente, se aparten.
La actitud contravía está incrustada en los más altos niveles de la población, cuando un político, en contra de las reglas constitucionales establecidas accede a un puesto de diputado al Congreso Nacional y 16 años después, a fuerza de acostumbrarse a irrespetar todas las leyes que se atraviesen en su camino, pretende perpetuarse en el poder en un país en donde la reelección está prohibida.
Otros comportamientos contravía ponen en riesgo la vida de aquellos que irrespetan las elementales reglas de seguridad vial e ignoran los puentes peatonales para cruzar la calle poniendo en peligro su vida y la de los conductores. O las niñas que en el despertar de la pubertad se convierten en niñas madres con la complicidad de mozalbetes irresponsables, y enfrentan a edad temprana desde un alumbramiento riesgoso hasta un anticipado futuro precario extendido a sus hijos y a su familia por el resto de su existencia.
El comportamiento obstinado, inconsecuente e injustificado de subalternos hacia sus jefes es otro rasgo peculiar del comportamiento contravía. En el ámbito laboral, la resistencia a respetar las reglas repercute adversamente en la productividad y a veces pone en riesgo la propia seguridad de los empleados rebeldes.
Respetar las reglas, es lo más indicado para alcanzar el desarrollo ordenado de una sociedad. La conducta contravía es una estrategia autodestructiva de vida que sólo conduce al desorden, y al caos y revela consecuencias individuales y colectivas dentro del conglomerado social.