viernes, 18 de diciembre de 2020

OPTIMIZACION


La Ley para Optimizar la Administración Pública, Mejorar los Servicios a la Ciudadanía y Fortalecimiento de la Transparencia en el Gobierno, fue publicada en el Diario Oficial La Gaceta el 23 de enero de 2014 bajo del número 33, 336. A falta de objetivos, tiene como primero de tres considerandos: “CONSIDERANDO: Que la administración centralizada y descentralizada requiere de mecanismos más ágiles para responder a los requerimientos de los administrados a efecto de prestar los servicios públicos de la mejor manera posible en el marco de la ley.”

Hace algunos años, en asuntos de trabajo, argumentando el concepto de una ley en la que participaba, le transmití a un abogado asesor sudamericano lo que había aprendido de oídas: ´el espíritu de la ley´. Su respuesta fue demoledora: “los abogados no somos espiritistas”. Suficiente para borrar de mi léxico la aludida expresión. Y como lector de leyes, me apego a la letra de ella, para dejar a los espíritus en paz.

Más allá de asuntos paranormales, es difícil entender como la letra y los propósitos de las leyes se desbaratan para ejecutar precisamente todo lo contrario. Y regulaciones que se esperaba repercutieran en la eficiencia y eficacia del gobierno para la facilitación de trámites de los ´administrados´ que una congresista ha denominado ´súbditos´ del reino de timbucos y calandracas que una vez imaginó German Allan Padgett, resultaron vacías.

Sí se compara el escenario gubernamental de 2013 con el 2020 se encuentran numerosas muestras de contraposición a la mencionada ley de ´optimización´. Nuevas entidades; numerosas comisiones que hacen el trabajo correspondiente a una persona; novedosos requisitos para los ´obligados´; mayores trabas y dificultades para hacer negocios de manera competitiva en un mundo globalizado.

Hoy prevalece en el sector público la optimización de empleomanía, burocracia y la complicación de la vida de los ciudadanos, en general. Prima la duplicidad de funciones; la atomización de servicios en numerosas agencias, compitiendo entre sí y despilfarrando los escasos recursos. En fin, una administración gubernamental totalmente desquiciada. Sin objetivos; ausente de prioridades; costosa. Una pesada carga para los contribuyentes, dicho de otra forma: los mandantes, mal mandados.

Basta un dato para revelar parte de lo expresado. Los sueldos y salarios del sector público no financiero pasaron de L.52.6 mil millones en 2014 a L.64.6 mil millones en 2018.

 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

DESPLAZADOS

 

La Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples, publicada por el Instituto Nacional de Estadística en 2019, revela las condiciones que los habitantes de Honduras mantenían en sus domicilios, las que se han tornado más precarias como consecuencia de los impactos de la epidemia de COVID-19 desde marzo y lo acontecido en noviembre 2020 con el paso de dos huracanes (ETA e IOTA) en un lapso de 14 días.

TABLA UNICA. Honduras. Vivienda 2019

Total, Hogares

2,207, 901

100%

Hogares hacinados

188,992

8.6%

Personas por hogar

4.2

Viviendas totales

Personas hacinadas

6.2

Viviendas hacinadas

Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

Las características de las viviendas en términos sanitarios como abastecimiento de agua y disposición de excretas impiden a un alto porcentaje de la población hondureña, cumplir con las elementales medidas de bioseguridad en cuanto a higiene y distanciamiento físico.  Consecuentemente facilita la trasmisión del coronavirus y otras enfermedades.

Los efectos de las lluvias que trajeron consigo los huracanes han agudizado la situación sanitaria en zonas afectadas ya que, con 21,500 casas destruidas, sus ocupantes están distribuidos en albergues y en casas de familiares o amistades en donde se ha aumentado el nivel de hacinamiento prevaleciente en 2019.

Los 750,000 empleos perdidos por la epidemia y los huracanes tornan más sombrío el panorama de aquellos que ya manifestaban dificultades en procurarse una de las necesidades básicas primordiales: la vivienda.

Es elemental esperar que, dentro de la reconstrucción nacional, se habilite y facilite el acceso a hogares dignos para quienes ya arrastraban dificultades en proveerse un techo decente y a los que se han sumado golpeados por el desempleo y el desplazamiento físico que ha provocado la desaparición de viviendas, caminos de acceso y otra infraestructura.

La emigración como opción a los desplazamientos internos a la que echaron mano millones de emigrantes hondureños, no se vislumbra en el corto plazo como una posibilidad para enfrentar el problema. Ello significa, que la solución al tema habitacional debe ser interno. Y a la mayor brevedad.