domingo, 26 de septiembre de 2021

FORMALIDAD Y GRADUALIDAD

 La Ley de Reforma Agraria de Honduras de 1972 indica: “Artículo 4. Para los efectos de la presente Ley, es entendido que la Reforma Agraria persigue reunir preferentemente en una misma persona las condiciones de propietario, empresario y trabajador.”

Los tecnócratas del sector agrícola durante décadas se acostumbraron a conceptos de integralidad, gradualidad y formalidad.  Luego los mismos términos se fueron aplicando a las mipymes hasta convertirse en una concepción que abarca amplios sectores de la economía.

Cuando las cifras de empleo revelan un 45% de empleados por cuenta propia, se concluye que las políticas públicas que han prevalecido durante 50 años han logrado muy poco en términos de alcanzar la ansiada formalidad.

Los buenos deseos de los diseñadores de políticas públicas para la agricultura, las mipymes y otros sectores se han encontrado con que la lógica económica de aquellos que necesitan un empleo y un ingreso para sobrevivir, no están en condiciones de esperar la creación de puestos de trabajo con todas las condiciones que ofrece la formalidad cuando la urgencia de satisfacer necesidades es inmediata. Lo más práctico ha sido crear adentro y afuera del país, las propias oportunidades para generar los ingentes ingresos.

Intentar transformar el empleo informal de casi la mitad de la población económicamente activa, tiene un costo enorme, tanto para el gobierno como para la mayoría de los creadores de empleos formales: el sector privado.

Es deseable alcanzar la condición de formalidad plena. Pero, en el afán de buscar denodadamente esa meta, se han obviado esquemas que pueden considerarse semi formales. Es decir, convenios en donde tanto empresas como trabajadores, alcancen un nivel intermedio de formalidad con una combinación de políticas públicas (incentivos); contribución privada e incrementos en la productividad laboral.

Por otro lado, no toda la fuerza de trabajo busca un puesto creado por alguien más. Las mipymes demuestran todos los días, que millares de personas buscan resolver como emprendedores, aquello que la economía no está en posición de ofrecerle. Ellos también, requieren ser estimulados.

viernes, 3 de septiembre de 2021

COLOR DE PATRIA

 Puedo embelesarme con el color de sus montañas, sus valles, sus ríos, sus mares. Su cielo con nubes de formas caprichosas. También me regocijo con la pintura que refleja la vida sobre su espacio geográfico. La apariencia de las criaturas que lo habitan. Honduras.

Y mi curiosidad inicia con los matices de la mezcla de razas y orígenes de la gente que la habita. Y me sumerjo a interpretar los múltiples colores de piel, ojos, labios, cabellos.

Y luego concluyo que en esta patria nuestra contamos con todos los colores que existen. Que alegran la vista; que estimulan el espíritu. Pero, más allá de los tonos físicos, me sumerjo en los visos abstractos.  Esos que no perciben los sentidos y que iluminan el alma; cuya vistosidad revela estados de ánimo, que como las nubes toman diversas formas, esta vez no tan antojadizas.

Y se ofusca mi mente con la multitud de interrogantes.  Preguntas sin fácil respuesta. En medio de carencias de todo tipo, imagino cómo colorear la felicidad, el amor, la paz, la compasión, la empatía, la solidaridad, la amistad. Cómo pinto la sonrisa que un rostro ilumina. Y cómo tiño la tristeza, el dolor, la desesperanza, la urgencia de vivir, el sentimiento de abandonar el lar nativo para buscar en otras latitudes todo aquello que se mezquina o se niega.

Sé de los estereotipos que ilustran el luto o revelan la paz. Pero mi indagación va más allá. Se trata de encontrar las imágenes que muestren la dicha y la desdicha en un lienzo donde intentar plasmar la pintura de la patria, culmina en una mezcla de figuras abstractas que dicen mucho y que explican nada. Que por más que trato, es imposible dar color a un paisaje en donde por ahora, predomina la oscuridad.