Derecho
político es el derecho de los ciudadanos a elegir y ser electo y tiene que ver
con la capacidad (voluntad) del Estado de garantizar el pleno ejercicio de ese
derecho. Sin embargo, el sofisticado uso de algoritmos o la burda maniobra de
hacer “caer el sistema”, manipula la tendencia de un recuento y el resultado electoral.
Y en una democracia autoritaria, el ciudadano puede encontrarse con el parapeto
de un derecho a votar que no corresponde necesariamente a su voluntad de
elegir.
Un estudio
realizado por Freedom House (FH) encontró para América Latina y el Caribe (ALC)
que entre 1990 y 2014 (25 años) se produjo un deterioro en los derechos
políticos de los ciudadanos en 7 países. En ese lapso, según la fórmula de FH, Honduras
pasó de una posición positiva de 2 en 1990 a -4 en 2014, observando un
deterioro de -2; un infortunado segundo lugar después de Venezuela que reflejó
un detrimento de -4. Las figuras promedio para ALC fueron: 2.4 en 1990; 2.2 en
2014; y una diferencia de 0.2.
El menoscabo
de los derechos políticos repercute adversamente en la igualdad económica y
social de los ciudadanos, puesto que, quienes se afanan por alcanzar y ejercer
el poder a cualquier costo, usualmente persiguen ventajas, privilegios y
canonjías que son monopolizados por aquellos alrededor de la autoridad o
vinculados a ésta, quienes a su vez crean o no desperdician oportunidad para
atropellar los derechos de los demás.
Uno de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio, es la reducción de la desigualdad. Sin
embargo, la existencia de gobiernos espurios puede hacer imposible alcanzar la
meta prevista, cuando, por la vía de hundir en la indefensión a ciudadanos que
han cumplido con sus obligaciones públicas y privadas durante su existencia, se
encuentran en cualquier circunstancia, en la posibilidad de reducir su
patrimonio por la gestión e influencia de clientes políticos del poder con
pretensiones de manipular resultados judiciales.
Las
preocupaciones por mantener lo más limpio el sendero del acceso al poder son
valederas, dado que, la manipulación de resultados electorales generales que
responden a una situación global termina repercutiendo en abusos de poder a
nivel personal. Y los desequilibrios que provoca el irrespeto al imperio de la
ley, acaban afectando las relaciones de convivencia entre los individuos.