viernes, 13 de diciembre de 2019

POLITICAS PUBLICAS


Los gobiernos disponen de políticas como instrumentos para alcanzar objetivos de crecimiento, estabilidad y empleo. Cuando un país carece de planes de mediano y largo plazo, sus previsiones se reducen a supuestos de corto plazo, plasmados en el presupuesto nacional y en programas anuales de las instituciones rectoras de temas aislados de política. La ausencia de planificación invita a la improvisación y al despilfarro.
Es posible contar con elementos de coordinación, usualmente denominados gabinete económico o sectoriales, pero ello no necesariamente garantiza la cohesión y el alineamiento de los instrumentos hacia la consecución de los objetivos que se pretende alcanzar.
Aún cuando el ejecutor de las políticas es el gobierno nacional y local, sus instrumentalizadores constituyen agentes económicos privados.
Las principales políticas en materia económica que utiliza el gobierno son la fiscal y la monetaria. En el ámbito fiscal interviene lo concerniente a los ingresos tributarios y el gasto público que están reflejados en los presupuestos nacionales y locales anuales. La política monetaria se entiende fundamentalmente de la masa monetaria, las tasas de interés y el tipo de cambio.
Las políticas no cuentan con el mismo nivel de aplicación y efectividad. Al respecto, intervienen la capacidad y voluntad del gobierno, así como el volumen de la población meta objetivo de la política. Para el caso, los subsidios para estimular la producción y el empleo resultan expeditos, pues se trata de un reducido número de recipientes. Lo contrario sucede cuando los subsidios y servicios públicos están dirigidos a millones de beneficiarios a los cuales es materialmente difícil alcanzar por los costos, procedimientos, logística y personal encargado de proveerlos.
Un escalón inmediato a las políticas macro son las políticas sectoriales vinculadas con la agricultura, industria, energía, transporte, turismo, vivienda, etc. Y al igual que en el caso de los temas globales se presenta de nuevo el balance de lo que reciben los agentes económicos privados, versus lo que éstos aportan y el cálculo individual del costo/beneficio.
Cuando existe una brecha significativa entre lo que el gobierno demanda y los que devuelve a los ciudadanos, ese déficit se cierra dolorosamente, con una población enferma, proclive a la muerte por falta de atención de salud; con una niñez y juventud sin oportunidades futuras por falta de educación; y con costos no competitivos en la producción de bienes y servicios por una infraestructura deficiente.
Y, aun cuando se planteen medidas de alivio al problema del ingreso, el término ilusión monetaria define perfectamente el espejismo que significa un aumento nominal de los ingresos personales, cuando tal incremento es absorbido por las alzas de precios de los bienes y servicios y las devaluaciones cambiarias.


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