Honduras con una apertura comercial (importaciones y exportaciones sobre el PIB) de 103.55% en 2018 en lugar 52/174 países fue el país más abierto de Centroamérica mientras Guatemala con 47.09% ocupó el lugar 150/174.
Más del 95% de las partidas
del arancel están bajo regímenes de libre comercio. En 2015, el 98% del
comercio exterior de Honduras se concentraba en 29 países como destino de las exportaciones
y 30 países, como origen de las importaciones. Honduras se encaminó al
punto donde se encuentra, mucho antes de que la globalización se pusiera de
moda.
A nivel planetario, uno de
los mayores éxitos de la globalización es haber aumentado los negocios
mundiales y sacado de la pobreza a más de mil millones de personas en los
últimos 30 años. Además, ha facilitado el acceso a la información, la educación,
el intercambio cultural y la sensación de los habitantes, que el mundo está al
alcance de la mano gracias a internet y las redes sociales.
Como contrapartida, la
globalización ha facilitado la acumulación de mega millonarios en el primer
mundo y billonarios en el tercer mundo profundizando la desigualdad económica,
social, política, etc.; la diseminación rápida de epidemias; el auge de estafas
digitales; los ciberataques y la transnacionalización del crimen y toda clase
de delitos.
La economía mundial y sus
componentes nacionales con diversos niveles de intensidad estaban en proceso de
recuperación de la pandemia de COVID19, que hasta ahora lleva más de 6 millones
de decesos y 500 millones de contagiados con sus secuelas. Luego, para
contribuir a la tormenta perfecta, surgió el conflicto Rusia-Ucrania que ha
complicado aún más la vida ya difícil del planeta con la disminución de la
oferta de insumos y productos para la agricultura, energéticos y alimenticios, fundamentalmente,
así como las irrupciones del transporte en rutas claves del comercio
internacional.
Un resumen de KMPG sobre la
51 edición del Foro Económico Mundial con 2.500 líderes del mundo informa que se concentró en los retos urgentes, humanitarios y de
seguridad derivados del conflicto de Ucrania. Discutieron la necesidad de trabajar de manera conjunta en cinco asuntos prioritarios: el clima y la naturaleza, la innovación tecnológica,
el trabajo y las nuevas habilidades, así
como la salud, la mejora del clima de negocios y la responsabilidad empresarial.
Antes del
surgimiento del binomio perverso COVID19 y la guerra en Ucrania, uno seguido del
otro en 24 meses, se acumulaban las dificultades con la energía, los alimentos, la desigualdad o la
inestabilidad económica, el
calentamiento global y el incremento de la vulnerabilidad.
Algunas
de las conclusiones de Davos abordan que es crucial un enfoque de aprendizaje a lo largo de toda la vida,
para desarrollar nuevas capacidades con las que
la fuerza laboral podrá adaptarse y
progresar. El talento
humano es imprescindible para
hacer frente a la transformación verde y
digital que urge profundizar en las economías a nivel global y fundamentalmente en
naciones menos favorecidas como Honduras.
El
tema inflacionario fue abordado por organismos financieros internacionales post
reunión que recalcaron en la búsqueda de medidas de política económica que
combinen las tradicionales (monetaria, crediticia, control de demanda agregada,
etc.) con intervenciones más efectivas en el campo energético, de alimentos y
la cadena de suministros.
Reducir
la dependencia de los combustibles fósiles y sustituirlo por energía limpia
tiene un doble propósito; aumentar la independencia alimentaria de los países y
a nivel global, mitigará las hambrunas; y explotar la tecnología disponible
para reducir los cuellos de botella del transporte y los suministros, hará
menos frágil la vida del planeta frente a desastres que puedan resultar en el
futuro, provocados por los humanos, sanitarios u originados en la naturaleza
agredida por el hombre.
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