CULTURA DEL ATAJO
Se trata de una conducta que envuelve una serie de actitudes
ante la vida y ante los demás. Subyace en ese comportamiento, una combinación
de resistencia a seguir las reglas; la prisa por culminar etapas; el
diferimiento a iniciar, continuar o culminar una tarea específica; la tendencia
a concluir productos a como dé lugar; y la escasa inclinación en la búsqueda de
la perfección.
En la vida estudiantil,
la cultura del atajo trata de obtener calificaciones y resultados pretendiendo hacer
trampa en los exámenes, copiar escritos sin referirlos o plagiar trabajos de
tesis.
En el ámbito profesional
y de negocios, consiste en ascender la escalera laboral y empresarial
sacudiéndose la competencia con acciones desleales y primitivas; entregando
productos y resultados inconclusos o incompletos y de calidad precaria. Abrazar
la corrupción o coludirse con el delito y el crimen para acumular riquezas a la
mayor velocidad posible, apegado al principio: “entre más alto es el riesgo,
mayor es el retorno”. Y menospreciar las consecuencias.
Como peatón o
conductor, ignorar los puentes peatonales, los pasos de cebra, las aceras y
las medidas más elementales de precaución para evitar ser atropellados. El
irrespeto de los conductores por las colas, los sitios de estacionamiento
prohibidos, la altura y anchura de los pasos a desnivel y de los túneles, la
capacidad de peso de los puentes, las líneas amarillas continuas, los semáforos
y cualquier señal que indique condicionamiento al comportamiento racional.
La cultura del atajo es la práctica de priorizar lo inmediato
por lo permanente; lo inseguro por lo garantizado; lo ilógico por lo
inteligente; la angustia por la tranquilidad; la muerte por la vida, que al
final, con paciencia, permite transitar infaliblemente la distancia entre dos
puntos.
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