Es el título de un programa que transmite National
Geographic dirigido por Alfonso Herrera que trata de explicar lo que acontece
en escenas de video, cuando se desafían las leyes de la física. Usualmente, las
historias culminan en situaciones cómicas, sin mayores consecuencias para los
actores y casi siempre dejan importantes lecciones para evitar accidentes futuros
con resultados dolorosos.
Un equipo de personas, determinadas a obtener como objetivo altruista
levantar un equipo de fútbol desde las ligas menores hasta la primera división
de un país, a medida que se van acercando a la meta, encuentran obstáculos, deliberados
o no, que intentan echar por el suelo, cualquier planificación minuciosa que
beneficie al cuerpo directivo, entrenadores y fundamentalmente a los jugadores,
que en un ambiente como el de Honduras, suelen pertenecer a los estratos menos
favorecidos de la sociedad.
En un partido determinado de la Liga Segunda Amateur, la
pelota traspasó la línea final como opción de defensa ante una jugada de
peligro dando lugar a un tiro de esquina. El jugador que ejecutó la falta desde
el lado derecho de la cancha, de pierna diestra, lanzó la pelota con una
trayectoria de “flecha quebrada” según el árbitro asistente, que adujo, la
pelota salió del campo, luego volvió a entrar para finalmente, meterse “furtivamente”
en la meta dando como conclusión, la anulación del gol que desequilibraría el
resultado final de 0x0. La decisión del asistente fue ratificada por el árbitro
central.
La insólita decisión de los árbitros causó la inmediata
reacción y protesta del cuerpo técnico del equipo afectado desfavorablemente
por tan infortunada resolución arbitral. La arbitraria decisión de los jueces,
encima de no reconocer el gol fue, expulsar por 6 partidos al cuerpo técnico y
ahora se está siguiendo el proceso de apelación, de una sanción
desproporcionada por parte del árbitro central quien catalogó como insulto que
se le reiterara la imposibilidad de que el balón desafiara las leyes de la
física.
Decisiones arbitrales descabelladas ocurren todas las semanas
en las canchas hondureñas y en todos los niveles de competencia del fútbol,
desestimulando el interés de aquellos que con sus propios esfuerzos intentan
hacer algo por el bien del deporte en Honduras. El escenario se complica,
cuando los directivos de la liga respectiva, en lugar de corregir fallas
arbitrales garrafales, se confabulan con la mediocridad de la que forman parte
por acción u omisión.
Las autoridades encargadas de dirigir el deporte más popular
y conducirlo hacia mayores niveles de competencia, deben poner atención en la
forma cómo se imparte justicia en las canchas de fútbol para que los actores
que luchan denodadamente por el deporte no enfrenten desaguisados como la
anulación de un gol, porque la pelota, ante la mirada obtusa de un árbitro asistente,
fue objeto del efecto de los vientos cruzados de lo absurdo.
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