En 2013, el paciente se encontraba en Madrid en una
corta estadía de trabajo. Al día siguiente de su arribo a la capital española
le apareció un problema dermatológico. Sin tiempo disponible por una agenda
apretada, recurrió a su dermatóloga en Tegucigalpa a 8,448 kilómetros de
distancia. Con el apoyo de un selfi enviado por WhatsApp, la doctora hizo el
apropiado diagnóstico y tratamiento. No siempre todas las historias tienen un
final similar.
La telesalud o telemedicina, nació con la diseminación
del telégrafo. Luego según Clinic Clouds, en abril 1924, un artículo de Radio News
presentó una visión futurista del uso de la televisión y la radio para
facilitar la comunicación remota entre médico y paciente.
El uso de video, imágenes y datos médicos complejos
surgió a finales de la década de los 50 e inicios de 1960. En 1959 la Universidad
de Nebraska utilizó la telemedicina para transmitir exámenes neurológicos. Los
viajes espaciales impulsaron la telemedicina para monitorear a los astronautas.
Finalmente, internet revolucionó la telemedicina incluyendo educación en salud,
transmisión de imágenes, consultas interactivas en tiempo real y medición de
signos vitales.
En Honduras la telemedicina fundamentalmente educativa
inició en la década de los 70, tanto por televisión como por radio. Aún existen
programas nacionales radiales de telesalud de amplia audiencia con
participación interactiva médico-paciente. Por TV se transmiten programas que
incluyen el tema sanitario y aspectos vinculados a salud deportiva.
La epidemia del COVID-19 ha incrementado la telemedicina
y muy probablemente se convertirá en un esquema de atención que irá
perfeccionándose con el tiempo.
Es previsible suponer que la sofisticación de la telemedicina
será más rápida en la medida que los pensum educativos a todos los niveles
incluyan el tema de salud tanto individual como colectiva. Para sacar mayor
provecho a la telemedicina, se debe partir de un mayor conocimiento del paciente
para contribuir con el médico en la determinación del apropiado diagnóstico y
tratamiento.
Las tecnologías de información asociadas a la práctica
de la telemedicina deberán funcionar de forma asequible a las grandes mayorías
y de manera eficaz. Las “caídas del sistema” resultarán imperdonables en medio
de una consulta médica interactiva en tiempo real. También, la atención sistemática
de los médicos exigirá mayor organización, puesto que deberán mantener a mano
el expediente del paciente.
La telemedicina no funcionará en todos los casos,
situaciones y circunstancias. Por ejemplo, un paciente por primera vez debe ser
evaluado en consulta presencial. Luego, dependiendo de los síntomas del
paciente, habrá casos en donde la interacción personal será ineludible.
COVID-19, ha agregado la telemedicina como un elemento
más a sus efectos de largo plazo. Aquello que hace 100 años se consideró una
visión futurista se ha convertido en otra práctica cotidiana del quehacer humano.
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