“Toda acción
para constituir un delito debe ser una conducta típica, antijurídica y culpable.” https://www.corteidh.or.cr/tablas/27646.pdf
En discusiones sobre controversias entre escolares, el
argumento fundamental del ofendido constituía en esgrimir el mismo insulto recibido
adicionando en la defensa el adverbio de cantidad más.
El nivel de discusión de los políticos en Honduras o
en el extranjero no difiere. En ausencia de argumentos sólidos, se recurre a la
comparación del mismo delito entre adversarios aun cuando las dimensiones de
aquello que se discute manifiesten diferencias siderales.
En los últimos 11 años se ha observado en Honduras espectáculos
en el Congreso Nacional donde representantes del partido en el poder han
justificado acciones de corrupción respondiendo por comparación a los atacantes
miembros de partidos opositores que han detentado el poder 25% del tiempo en
los últimos 120 años.
No ha existido el menor rubor, arrepentimiento u
ofrecimiento de disculpas de los ‘ofendidos´, a sus víctimas, las grandes
mayorías del país. Al contrario. La enérgica vehemencia de sus exposiciones,
una mezcla de aceptación, confesión y justificación, evidencia la voluntad
de continuar con el mismo modus operandi de saquear los fondos públicos. Una
visión anticipada de aquello que se puede continuar esperando de ellos.
Los teóricos clasifican el delito aludido en pequeña,
mediana y gran corrupción y los defensores de los delincuentes soslayan los
montos que se desvían de las necesidades básicas de las víctimas y de forma
grotesca confiesan públicamente los delitos, precisamente en el templo donde se
legisla para evitarlos, perseguirlos y castigarlos. ¿Y qué?
Comparar X con Xn o X multiplicado por un
factor que ha incrementado en los últimos años es simplemente una vulgaridad.
La comparación no exime ni atenúa la dimensión del delito. Y cuando las
repercusiones de acciones corruptas concluyen en la pérdida fatal de la
existencia de personas, la naturaleza de la falta se acumula y se modifica a
homicidio.
El Médico Psiquiatra Wayne W. Dyer en Tus Zonas Erróneas recoge el tema del
análisis transaccional de los caracteres y roles de los humanos y su
comportamiento como niño, padre o adulto. El expediente infantil de refugiarse
en el taimado argumento de que, en la medición del delito, la dimensión de su
tamaño no cuenta, puede expiar la responsabilidad presente en un ambiente de
impunidad, pero sólo la difiere. No la elimina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario