La pandemia de COVID-19 ha acentuado distorsiones que
se manifestaban antes de su irrupción. Algunas brechas es preciso enfrentar
antes de que se profundice el deterioro de las condiciones de trabajo son:
Empleo: Carecer de empleo, es estar privado de
ingreso. Las metas de pleno empleo son
ideales y se logran con la aplicación de una combinación de múltiples políticas
públicas y privadas. La discriminación del trabajo comienza con el acceso o no
a un empleo digno. Y se utilizan numerosos criterios de descalificación que
deben reducirse o desaparecer.
Salarios: Las diferenciaciones salariales para
ocupaciones similares, también constituyen otra arista de discriminación que es
preciso continuar trabajando para reducir su impacto dañino.
Previsión social: Dependiendo de los contextos, la
previsión social es un beneficio escaso para la mayoría de las poblaciones del
planeta.
Salud: En general, los trabajadores no están
protegidos en su salud para enfermedades profesionales o de cualquier otra
índole. Tampoco, existe garantía de la adecuada protección en caso de recurrentes
epidemias o pandemias.
Tecnología: La brecha tecnológica y particularmente la
digital impide la apropiada educación formal o técnica, que garantice la oferta
de trabajo presente y futura. A pesar de haberse desarrollado vacunas efectivas
contra COVID-19 en tiempo récord, el incompleto nivel de vacunación ha
postergado el retorno a centros de trabajo y a las clases presenciales. Altos
costos de la educación superior deben ser objeto de especial consideración.
Educación complementaria: Bajos niveles de educación
han provocado y causan gastos excesivos en publicidad para que las poblaciones
respeten las medidas de bioseguridad necesarias para la contención de los
contagios. También, la propagación de noticias falsas respecto a las vacunas ha
impedido mayor rapidez en las inoculaciones.
Actualización: Referida a los ocupantes de puestos de
trabajo y a quienes en edad adulta desean y están en condiciones de retornar al
mercado de trabajo.
Organización del trabajo: La aplicación de medidas de
bioseguridad ha modificado rutinas y métodos de trabajo, que han llegado para
quedarse.
Seguridad ocupacional: La pandemia ha incrementado las
medidas que es necesario tomar para reducir el riesgo de contagio.
Curva demográfica: Países con escaso crecimiento y
renovación poblacional tendrán que recurrir a contextos con población
excedentaria.
El contexto del mercado laboral se ha tornado más
complejo con retos que se han profundizado:
Migración: Los flujos migratorios planetarios
continuarán aumentando en número, frecuencia y volumen. En este tema, las
políticas planetarias deberán procurar mantener el respeto a los derechos
humanos de los migrantes y la reducción de la discriminación.
Conectividad: El teletrabajo catapultado por la
pandemia, llegó para quedarse. Falta ser apropiadamente regulado.
Ingreso Básico Universal: Propuesto para que las
poblaciones cuenten con un ingreso mínimo garantizado. En este caso lo crucial
es definir y asegurar su financiamiento y sostenibilidad.
Vulnerabilidad: Disminuirla en grupos específicos como
discapacitados, niños, trabajadoras del sexo; y los integrantes de la
diversidad sexual.
Cambio climático: Ocupaciones en la agricultura, construcción
y otras actividades económicas que requieren exposición a un ambiente cada vez
más hostil. Las altas temperaturas están afectando la vida y el trabajo en
general.
Pueden diseñarse ejes transversales, pero las
soluciones de las condiciones laborales a nivel global deberán considerar las características regionales, nacionales y locales. Alrededor del tema del
trabajo, particularmente empleo e ingreso, deberán construirse las políticas
que aseguren el desarrollo sustentable.
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