domingo, 17 de abril de 2022

LOS OTROS REDENTORES

 Dios envió a su hijo Jesucristo para redimir la humanidad. Al tercer día de crucificado, lo rescató para conducirlo a su seno. Han transcurrido 2022 años y sus enseñanzas han contribuido a la construcción de valores éticos y espirituales que sustentan las buenas acciones individuales, colectivas, de naciones y del mundo como un todo.

“Amaos los unos a los otros como yo os he amado”, hace inferir que la fundamental razón de la presencia de Cristo en la tierra era reducir el conflicto intrínseco de la naturaleza humana.

A lo largo de dos milenios han existido redentores de todo tipo. Con buenas y malas intenciones. Y la vocación por apropiarse del monopolio de la verdad ha elevado el nivel del conflicto entre los seres humanos y la desesperación por el poder se ha extendido hacia la fuente de vida que constituye la naturaleza, el planeta que habitamos.

Históricamente la economía se fue construyendo antes de analizarla. Una vez que se desentrañaron sus mecanismos de funcionamiento, filósofos políticos encontraron en ella la causa perversa de las desigualdades en el mundo. Y de la filosofía se dio el paso a la ideología. Y empezó a moldearse y a mercadearse el producto de ‘buenos’ y ‘malos’. Uno de los sectores, como en las religiones, ha llegado a autoconvencerse y a catequizar furibundos seguidores que creen a pie juntillas en su discurso.

El actual conflicto bélico Rusia-Ucrania revela el mismo argumento de hace más de 100 años: el ‘bueno’ socialista, tiene derecho a aniquilar al ‘malo’ neonazi. No cambian los membretes ni las justificaciones. Tampoco los resultados desastrosos de los conflictos, en este caso, a nivel planetario.

En Latinoamérica, aquello que después de Cuba el Che Guevara intentó iniciar en Bolivia sucumbió con su muerte el 9 de octubre de 1967 a sus 39 años. Eso no impidió intentos por la vía democrática (Allende 1970-1973) y por la fuerza con movimientos guerrilleros en Argentina, Uruguay, Colombia, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, etc.

Los ‘buenos’ no tienen inconveniente alguno de utilizar buenos instrumentos de los ‘malos’ como el ejercicio democrático para hacerse del poder y una vez en control, ejecutan la verdadera agenda detrás de sus intenciones engañosas.

Es el caso del denominado Foro de São Paulo fundado en 1990 por partidos de izquierda diz que para enfrentar al neoliberalismo. Aprovechando esa plataforma, Hugo Chávez, electo con la constitución de 1961, en 1999 declaró la instalación de la asamblea nacional constituyente (ANC), para redactar una nueva constitución, suerte de biblia dirigida a corregir todas las ‘iniquidades’ de las mismas estructuras que le permitieron acceder al poder de la nación venezolana. El peor resultado del experimento bolivariano es la emigración al 2021 de 6 millones de venezolanos por todo el mundo (ACNUR, basado en datos oficiales).

A pesar del avance generalizado de los países de la región, los ‘buenos’ encuentran que una asamblea nacional constituyente constituye la panacea que ‘compran’ los votantes para probar suerte, a pesar de la terrible realidad que el ensayo demuestra en el desempeño y las cifras económicas y sociales que lo revelan. Nación, tras nación, cae rendida a los cantos de sirena de la solución de todos los males: ANC y su producto, una constitución hecha a la medida de los ‘buenos’ para perpetuarse en el poder.

Luego del reciente proceso electoral chileno parece que la mayor entretención se centra en la redacción de la nueva constitución, supuestamente efectuada de manera participativa. Y luego parece sumarse a la lista, Colombia, dependiendo del próximo resultado electoral.

La experiencia venezolana demuestra que los buenos deseos en el papel no necesariamente se cumplen en la realidad. Eso sí, todo lo que responde a la agenda de los ‘buenos’, se cumple a cabalidad. Entonces, la ANC es solamente la envoltura del regalo. Las verdaderas intenciones se conocen con el libreto escrito para la nación bolivariana.

Parte de la responsabilidad de lo que está aconteciendo en Latinoamérica, se debe a su clase política que, observando el fuego en el vecindario, se concentra más en atender el apetito voraz de sus aliados de todo tipo, en lugar de procurar mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías.  Algo que comienza remediándose con inclusión, buen gobierno y menos corrupción. 

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