La pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania han agudizado la crisis económica internacional con graves repercusiones en la estabilidad económica, social y política de Honduras que recién ha estrenado un nuevo gobierno en enero de 2022.
Hace diez años, Honduras enfrentaba una crisis similar
con causas que se originaron en la crisis financiera internacional de 2008 y la
situación política que se dio en junio de 2009. El crecimiento del PIB
corriente a precios de mercado entre 2009 y 2010 fue de 8.5%; de 2008 a 2009,
2.1%, mientras que entre 2007 y 2008 había sido de 11.7%.
El crecimiento del PIB a precios corrientes de mercado
entre 2019 y 2020 fue de 2.7.%; de 2020 a 2021, -9.0%, mientras que entre 2021 y
2022 había sido de 12.5%. Una estimación preliminar de crecimiento del PIB para
2022, arroja entre 3.2% y 5.2%. A diferencia de la situación de 2011, los
decrecimientos de la actividad económica en los últimos 3 años han repercutido
en reducciones severas en la absorción de la creciente oferta de mano de obra en
general, con énfasis en personal con educación superior.
De conformidad con la Encuesta Permanente de Hogares de
Propósitos Múltiples del Instituto Nacional de Estadística (INE) efectuada en
octubre 2021 varios detalles resaltan en la comparación con 2011. Primero, la
PET (población en edad de trabajar) aumentó 67%, a una velocidad muy arriba del
crecimiento de la población en general y con una demanda de trabajo cayendo por
la disminución y el cierre de negocios.
La PET del nivel superior subió por el acceso a la educación de las 16
universidades existentes en el país en donde las privadas absorben el 49% del
estudiantado. Segundo, es notorio que el nivel promedio de los ingresos del
personal de nivel superior aumentó en 11 años L.35. Vale considerar en este
punto que el IPC (1999=100) acumulaba en 2011, 355.2% y en mayo de 2022,
744.2%, un incremento de 389%, exageradamente distante con respecto al 0.0003%
que aumentaron los ingresos promedio. Tercero, el desempleo abierto que en 2011
era de 7.4 %, pasó a 9.3 en 2021. Cuarto, la desocupación en 2021 en la
agricultura era 5.6 de AEP (años de estudio promedio), mientras en el sector
servicios financieros, con 16 AEP, ejemplifica el abismo de sacrificio que
realizan las personas y las familias en educación para encontrarse con un
mercado laboral nacional saturado, con una marcada inclinación al
establecimiento de ingresos no competitivos, lejanos de resarcir el gasto o la
inversión en educación.
ALGUNAS CONCLUSIONES:
1. Los efectos de las crisis recientes han provocado
severos daños a los profesionales universitarios y con tendencia a empeorar,
considerando los nuevos entrantes al mercado de trabajo.
2. La tasa
de desempleo abierto para las personas con educación superior es más alta que
para la PEA en general. Eso significa que, siendo un grupo relativamente
reducido con respecto a los otros niveles educativos, la intensidad de las
crisis es mayor dada la inversión realizada en recursos y tiempo para alcanzar
su nivel profesional.
3. La
escasez de oportunidades de empleo provoca que los niveles de salarios tiendan
a la baja; las jornadas de trabajo sean más largas (teletrabajo); y aumente el
uso de esquemas informales en la contratación de profesionales.
4. El
sector público es el segundo demandante de trabajo de personas con educación de
nivel superior después del sector privado. Sin embargo, su acceso ha sufrido el
endurecimiento del sectarismo político en la última década.
5. El
empleo de personas sin las calificaciones para los puestos o personas que
tienen más de una plaza, particularmente en el caso de docentes universitarios
empleados en el gobierno, así como el empleo de jubilados en puestos de línea,
reducen las oportunidades de empleo para personas jóvenes de nivel universitario
y acusan una baja productividad en el trabajo, al menos en lo que concierne a
los dos primeros casos, en términos de tiempo utilizado y resultados obtenidos.
6. La
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, así como la Universidad Pedagógica
Nacional y las universidades privadas deben replantear su oferta académica teniendo
en cuenta los avances tecnológicos y los cambios en el mundo del trabajo en
función de aquello que demanda el mercado de trabajo nacional.
7. Dado el
nivel internacional de la crisis, los jóvenes profesionales universitarios no
tienen opción de marcharse a trabajar en el extranjero, por lo que la condición
de desempleo de este estrato continúa creciendo, la competencia es más feroz y
los salarios tienen una tendencia pronunciada hacia la baja como lo evidencian
los resultados comparativos de las encuestas del INE para septiembre de 2010 y
octubre 2021.
8. El nivel
de desempleo de personal con educación de nivel superior continuará y se
profundizará en tanto no se superen totalmente los efectos de la crisis internacional
y la pandemia de COVID19 que está evidenciando un repunte de contagios
9. Mientras
se reactiva la economía hondureña, los profesionales universitarios habrán de
considerar el dedicarse a actividades por cuenta propia para generar los
empleos que tanto el sector público como privado, tienen dificultad de ofrecer.
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