domingo, 8 de diciembre de 2024

La OIT y los desafíos para el movimiento sindical


En informe del 4 de noviembre de 1997 vigente 27 años después la OIT indica que, en el último decenio, el número de trabajadores sindicados se redujo, llegando a menos de 20 por ciento en 48 de 92 países estudiados.

La PEA mundial se estimaba en 1.300 millones de personas en 1995:  de éstas sólo 164 millones estaban afiliadas a un sindicato. El índice de densidad sindical fue superior al 50 por ciento de la fuerza de trabajo en 14 de los 92 países estudiados. El número de sindicalistas disminuyó en todo el mundo, con excepción de 20 países.

La pérdida de afiliaciones de los sindicatos obedece en gran medida a factores económicos como la reducción del empleo en el sector público, la exacerbada competencia económica y la disminución del empleo total correspondiente al sector industrial manufacturero; también a fluctuaciones de la afiliación sindical en países y regiones con transformación de sistemas de gobierno o de la revisión del aparato legislativo.

La sindicación en los Estados Unidos experimentó una reducción del 21,1 por ciento en el curso del decenio, registrando uno de los niveles de sindicación más bajos entre las naciones industrializadas. El cambio en la composición de la mano de obra es consecuencia fundamentalmente de la adopción de las nuevas tecnologías.

Es apremiante adaptarse

Existe un ámbito de relaciones laborales muy diferente al surgido de la economía de escala mundial, que obedecen más a la movilidad del capital, a nuevos métodos de producción y de comunicaciones y a técnicas innovadoras de perfeccionamiento de los recursos humanos que a los modelos tradicionales de relaciones de trabajo.

La OIT prevé una disminución de la intervención estatal en la economía, una mayor autonomía de las empresas y la intensificación de la competencia por los puestos de trabajo y las inversiones disponibles. Las consecuencias negativas de estas tendencias en el plano social es asunto de interés tanto de los gobiernos como los empleadores y los trabajadores.

Las formas que adopten las futuras relaciones de trabajo serán determinadas en gran medida por senderos que empleadores y trabajadores sigan para resolver la contradicción entre las políticas basadas en la cooperación versus las relaciones laborales tradicionales ­ en que reposan la mayoría de las estrategias de perfeccionamiento de los recursos humanos­ y las relaciones de trabajo tradicionales, basadas en la empresa, que suponen la existencia de sindicatos y de la negociación colectiva.

Hay que buscar la "complementariedad" de ambas vías, sin menoscabar la función de los sindicatos, basadas en la cooperación entre los interlocutores sociales, o cuando se refieren a materias sociales más allá del ámbito de la empresa.

Nuevas estrategias de empleadores y sindicatos

La OIT observa que, usualmente los problemas de los sindicatos se han agudizado por decisiones de las propias organizaciones, y que es preciso que éstas encuentren soluciones innovadoras. La reducción de ingresos por disminución del número de afiliados ha favorecido la fusión de sindicatos, que buscan racionalizar su funcionamiento. Ello tiene como contrapartida que las grandes organizaciones fusionadas terminan distanciándose de sus bases.

Los sindicatos siguen ocupándose de los trabajadores empleados por las empresas de mayor tamaño, dotadas de sistemas de producción en gran escala y descuidan al creciente número de trabajadores de las PYME o del sector de servicios, así como a los que tienen empleos atípicos, como ocurre con los que trabajan a tiempo parcial (empleo por hora), remoto o en el sector informal. Las organizaciones de empleadores han cometido errores análogos, pues no han sabido organizar a las PYME ni a empleadores del sector informal.

Para enfrentar los obstáculos, los sindicatos y las organizaciones de empleadores están concibiendo nuevas estrategias, entre las que destacan las siguientes:

Oferta de nuevos servicios ­ Ambos se ocupan hoy de prestaciones sociales complementarias, servicios de asesoramiento, programas de capacitación en comunicación profesional, creación de redes de empleo, etc.

Captación de nuevos miembros ­ Los sindicatos se interesan por categorías como mujeres, jóvenes, trabajadores de las pequeñas y medianas empresas (PYME), personas ocupadas en el sector informal o no estructurado (que representan hasta el 80 por ciento de la fuerza de trabajo total en las regiones más pobres del mundo como Honduras) y los desempleados. Por su parte, los empleadores se han propuesto incorporar a sus organizaciones a los dueños de PYME y a empleadores del sector informal.

Intensificación de la cooperación internacional ­ Los sindicatos están incrementando notablemente vínculos internacionales, participando en foros y confederaciones e intensificando contactos directos entre sindicalistas de distintos países, en particular entre aquellos que trabajan para corporaciones multinacionales. Las organizaciones de empleadores constituyen a nivel regional redes integradas de servicios de capacitación y perfeccionamiento, asesoramiento jurídico y planificación estratégica, accesibles a estructuras cada vez más extensas de empleadores, y especialmente a las PYME.

Establecimiento de nuevas alianzas ­ Las organizaciones de base local, como las ONG y las asociaciones de consumidores que comparten objetivos con los sindicatos o las organizaciones de empleadores se convierten en interlocutores de creciente importancia en los debates sobre cuestiones de interés mundial, como promoción de los derechos humanos, políticas de comercio, medio ambiente y desarrollo económico y social.

El Código de Trabajo de Honduras de 1957 ha quedado superado por la evolución de la economía y el mundo del trabajo. La influencia del internet de las cosas, la inteligencia artificial y la robótica están modificando velozmente las relaciones laborales y los sistemas de producción. Pretender anquilosarse en las relaciones laborales tradicionales de hace 70 años, y proteger a ultranza los privilegios de la sindicalización está convirtiendo a sindicatos hondureños en enemigos del empleo, del avance de los agentes económicos (incluido el gobierno) y del desarrollo económico y social de Honduras.

 

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