Según Economipedia, ¿Cómo puedo sobrevivir a la inflación?
De Francisco J. Caballero Ferrari referido a la economía de hogares con ingresos
fijos debe llevarse cuenta de gastos e ingresos.
1.
Llevar cuenta de ingresos y gastos
Vivir con ingresos fijos y mantener el estatus en tiempos de
inflación es poco lo que puede hacerse con ellos: son rígidos e inflexibles. El
límite de gastos es la variable por controlar. Por ello es clave llevar un
registro de gastos actualizados mensualmente.
2. Distinguir los tipos de gastos
Hay dos tipos de gastos: recurrentes (alquiler, luz, comida,
salud, etc.) y los puntuales. En este segundo grupo entran mantenimiento y
reparación de autos, electrodomésticos, vivienda, seguros, etc.
3. Establecer prioridades
Clasificados los gastos, se ordenan según su importancia. El
grupo etario familiar predominante cuenta, pero la idea es que permita
distinguir entre necesidades básicas, gastos deseables, pero prescindibles, y
los que no aportan valor.
La primera categoría incluye gastos en alimentos, vivienda,
electricidad, cable e internet. La segunda, algunos lujos como comer afuera.
Se puede vivir sin estos. El tercer grupo, gastos que, aparte de ser
innecesarios, no se aprovechan como clubes a los que no se asiste o
suscripciones que no se leen o ven.
Compras en supermercados, aunque responden a necesidades básicas
es posible que no todo entre en este grupo. La mezcla de cosas imprescindibles,
pero también otras que no lo son. Por ello, es necesario el mayor nivel de
detalle.
4. Analizar cantidades y aumentos
Consta de dos partes. La primera, ordenar gastos e ingresos
por su monto. Empieza con los más importantes, y termina en los de menor
impacto.
Luego: descubrir tendencias. Es comparar el importe
de cada gasto o ingreso con periodos anteriores. De ahí, puede calcularse
cuánto ha aumentado cada concepto en los últimos 3, 6 o 12 meses.
Este cálculo tiene dos vías: valores absolutos y relativos. Así,
puede tenerse una visión más completa sobre la situación financiera.
Sí los ingresos son mayores que los que gastos, pero los gastos
crecen a un 10 % y los ingresos a un 5 %, deben tomarse medidas para evitar un
descalce financiero y entrar en un desajuste en el flujo de caja que solo puede
corregirse con endeudamiento. También es importante ver el impacto en términos
absolutos. Algunos gastos están aumentando a gran velocidad porcentualmente,
pero son de pequeña cuantía. Otros, pueden crecer más lento, pero tener un
mayor impacto sobre las finanzas.
5. Establecer techos para cada gasto
Poner «tope» de gasto en cada concepto, que sería la
cantidad máxima que se podría asignar. Se requiere flexibilidad en los techos
dependiendo del comportamiento en los tipos de gasto.
Hay dificultades con los techos. Es imposible predecir la
evolución de los precios. Algunos gastos van ligados a necesidades que pueden
variar de un mes a otro, lo que los hace relativamente «impredecibles».
Sin embargo, no todo son malas noticias. Porque aquí no se trata
de los gastos puntuales, sino recurrentes. Y muchos de estos gastos, como el
pago de un alquiler o las cuotas de un préstamo, suelen ser algo más
predecibles.
6. Revisar cada gasto
Lo más importante para sobrevivir a la inflación. Numerosas familias
lo colocan en primer lugar. Es mejor hacerlo al tener los gastos cuantificados
y priorizados.
El objetivo es replantearse la necesidad de cada gasto,
especialmente los recurrentes y no prioritarios. Si se cumplen ambas
condiciones, se podrá identificar qué gasto podría recortarse.
Aquí juegan los montos. Puede que se recorte gran cantidad
de gastos pequeños, pero lo crucial es que la suma ahorrada sea importante. Sí
no es suficiente, quizás se debería subir algo en la lista y revisar algunos
gastos más prioritarios.
Recortar un gasto no significa suprimirlo. Hay alternativas
para reducir lo que se gasta manteniendo parte de lo preferido. Comer afuera con
menos frecuencia, rebajar suscripciones, o comprar marcas más accesibles en el
supermercado.
7. Ligar ingresos y gastos
Dos partes. La primera, contrastar la suma total que se devenga
con lo que se gasta. Hacer esto no es suficiente para conocer la situación real
de las finanzas familiares.
La segunda, entrar en más detalle y comparar ingresos y
gastos por categoría, entre recurrentes y puntuales. Aquí, la regla es
financiar los gastos recurrentes con ingresos que también lo son. Los ingresos
puntuales se destinan a gastos eventuales.
8. Tener un plan de emergencia
Existe el riesgo de afrontar gastos excepcionales. Para
ello, es importante estar preparado con un plan de acción.
Hay que tomar como base los gastos mensuales, compararlos
con los ahorros y a partir de ahí, decidir qué debería hacerse si surge una
presión adicional sobre los ingresos, como un problema de salud, o legal. Lo deseable
es mantener una reserva para imprevistos.
Otro aspecto es planear qué gastos podrían eliminarse en situaciones
de emergencia.
Hay que considerar la liquidez del patrimonio, o sea, la
facilidad con la que puede liquidarse cuando se necesite. El dinero en efectivo
es la mejor solución, pero si está previsto vender una propiedad, no se tendrá el
dinero de inmediato.
Un plan de emergencia es difícil cuando hay inflación, por
la predicción de gastos futuros. Es importante ser conservadores al elaborar un
plan, pues es preferible pecar por exceso que por defecto.
9. Tener un plan de ahorro
También debe tenerse uno de ahorros. Su objetivo es disponer
un mínimo de dinero que debería obligarse a ahorrar mensualmente. Puede fijarse
en términos absolutos o relativos.
No hay un nivel óptimo de ahorro. Pueden usarse dos
variables como referencia. Una de ellas es la inflación, que devalúa el
patrimonio. Con inflación del 5 % anual, puede ponerse como objetivo que los ahorros
crezcan en igual ritmo.
La otra variable son gastos eventuales recientes. Si se han tenido
gastos extraordinarios, debe hacerse un plan de ahorro para reponer ese dinero
en los próximos meses.
10. Anticipar compras
Uno de los efectos de la inflación es encarecer el consumo
futuro con respecto al presente. Para contrarrestar esto, pueden aprovecharse
ofertas y adelantar compras de bienes como electrodomésticos que eviten gastos futuros.
En el caso de perecederos, aquellos que puedan congelarse y conservar.
Sobrevivir a la inflación no es fácil, y tampoco existen
recetas mágicas y estándares para hacerlo. Todas las soluciones exigen
sacrificio, pero, siguiendo lo propuesto, se puede al menos minimizar el
impacto.