sábado, 8 de octubre de 2016

CORRUPCION Y DESARROLLO

La corrupción es probablemente uno de los oficios más antiguos de la humanidad. A diferencia del otro más antiguo oficio -donde la persona que lo ejerce prácticamente es víctima propiciatoria- este flagelo afecta desde a una persona, hasta millones de habitantes de un país.
Pranab Bardhan de la Universidad de California en Berkeley, en el Journal of Economic Literature, Volume XXXV de septiembre 1997, aborda diversas aristas de la corrupción y su impacto en el desarrollo. Las fuentes utilizadas por Bardhan se remontan a 1958, lo que indica la ya prolongada preocupación de los economistas académicos sobre un asunto que ha crecido y está siendo enfatizado por los organismos financieros internacionales.
Bardhan habla de diversos tipos de corrupción: Política y económica; pública y privada; centralizada y dispersa; y ejemplifica algunas de su características. Sin embargo, a pesar de los diversos tipos de significados según su contexto, en general la corrupción se refiere al uso y abuso de un puesto público para agenciarse ganancias privadas.
Entre algunos elementos que contribuyen a la corrupción están el exceso de regulaciones a aplicar por parte del Gobierno, la ubicación burocrática de los escasos recursos públicos y los bajos sueldos y salarios de los empleados públicos.
La corrupción afecta a la inversión y al desarrollo económico.
Paolo Mauro (1995) citado por Bardhan encontró una asociación negativa entre el índice de corrupción de un país y sus tasas de inversión y crecimiento. El mejoramiento de la corrupción en una desviación estándar (68%), se estima puede incrementar la tasa de inversión en un 3% del Producto Interno Bruto.
Los gobiernos de los Estados Unidos de América, Japón y los países de la Unión Europea recientemente han decidido penalizar a aquellas empresas radicadas en sus territorios que paguen “comisiones” en otros países para facilitar la obtención de contratos.
Estas medidas disuasivas aunadas a las de los organismos financieros internacionales, definitivamente repercutirán en un nuevo ambiente externo con respecto al tratamiento y percepción de la corrupción.
Las medidas adoptadas a nivel internacional deben complementarse con acciones a nivel nacional. Desde un cambio de actitud de la población hacia los corruptos y sus desafueros hasta: incrementar la competencia política; reducir los monopolios burocráticos; revisar las inmunidades a la transparencia; establecer medidas más severas contra los delincuentes; fortalecer el sistema de aplicación de la ley y la justicia; y aumentar los salarios a los servidores públicos honestos.
Para procurar el desarrollo es necesario desmantelar las fuentes de corrupción y paulatinamente destruir ese monstruo de mil cabezas que ha acogotado el crecimiento económico.


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