La corrupción es probablemente uno de los oficios más
antiguos de la humanidad. A diferencia del otro más antiguo oficio -donde la
persona que lo ejerce prácticamente es víctima propiciatoria- este flagelo afecta
desde a una persona, hasta millones de habitantes de un país.
Pranab Bardhan de la Universidad de California en Berkeley,
en el Journal of Economic Literature, Volume XXXV de septiembre 1997, aborda
diversas aristas de la corrupción y su impacto en el desarrollo. Las fuentes
utilizadas por Bardhan se remontan a 1958, lo que indica la ya prolongada
preocupación de los economistas académicos sobre un asunto que ha crecido y
está siendo enfatizado por los organismos financieros internacionales.
Bardhan habla de diversos tipos de corrupción: Política y
económica; pública y privada; centralizada y dispersa; y ejemplifica algunas de
su características. Sin embargo, a pesar de los diversos tipos de significados
según su contexto, en general la corrupción se refiere al uso y abuso de un
puesto público para agenciarse ganancias privadas.
Entre algunos elementos que contribuyen a la corrupción
están el exceso de regulaciones a aplicar por parte del Gobierno, la ubicación
burocrática de los escasos recursos públicos y los bajos sueldos y salarios de
los empleados públicos.
La corrupción afecta a la inversión y al desarrollo
económico.
Paolo Mauro (1995) citado por Bardhan encontró una
asociación negativa entre el índice de corrupción de un país y sus tasas de
inversión y crecimiento. El mejoramiento de la corrupción en una desviación estándar
(68%), se estima puede incrementar la tasa de inversión en un 3% del Producto
Interno Bruto.
Los gobiernos de los Estados Unidos de América, Japón y los
países de la Unión Europea recientemente han decidido penalizar a aquellas
empresas radicadas en sus territorios que paguen “comisiones” en otros países
para facilitar la obtención de contratos.
Estas medidas disuasivas aunadas a las de los organismos financieros
internacionales, definitivamente repercutirán en un nuevo ambiente externo con
respecto al tratamiento y percepción de la corrupción.
Las medidas adoptadas a nivel internacional deben
complementarse con acciones a nivel nacional. Desde un cambio de actitud de la
población hacia los corruptos y sus desafueros hasta: incrementar la
competencia política; reducir los monopolios burocráticos; revisar las
inmunidades a la transparencia; establecer medidas más severas contra los
delincuentes; fortalecer el sistema de aplicación de la ley y la justicia; y
aumentar los salarios a los servidores públicos honestos.
Para procurar el desarrollo es necesario desmantelar las
fuentes de corrupción y paulatinamente destruir ese monstruo de mil cabezas que
ha acogotado el crecimiento económico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario