La pareja entraba con todo y carretilla en el área de caja
del supermercado solicitando permiso para pasar. Cuando el cliente en turno de
pago les indicó que se conducían en contravía, con la mayor frescura, el
transgresor de reglas indicó “no somos perfectos”.
Arropados en el pretexto de la imperfección, en algunas
sociedades existe la arraigada inclinación a irrespetar ya sea por ignorancia o
por desprecio al orden, las elementales reglas para conducirse correctamente en
convivencia.
Dirigirse contravía no es monopolio de los automovilistas
que se conducen en la calzada por la vía contraria, exigiendo que aquellos que
van correctamente, se aparten.
La actitud contravía está incrustada en los más altos
niveles de la población, cuando un político, en contra de las reglas
constitucionales establecidas accede a un puesto de diputado al Congreso
Nacional y 16 años después, a fuerza de acostumbrarse a irrespetar todas las
leyes que se atraviesen en su camino, pretende perpetuarse en el poder en un
país en donde la reelección está prohibida.
Otros comportamientos contravía ponen en riesgo la vida de
aquellos que irrespetan las elementales reglas de seguridad vial e ignoran los
puentes peatonales para cruzar la calle poniendo en peligro su vida y la de los
conductores. O las niñas que en el despertar de la pubertad se convierten en niñas
madres con la complicidad de mozalbetes irresponsables, y enfrentan a edad
temprana desde un alumbramiento riesgoso hasta un anticipado futuro precario extendido
a sus hijos y a su familia por el resto de su existencia.
El comportamiento obstinado, inconsecuente e injustificado
de subalternos hacia sus jefes es otro rasgo peculiar del comportamiento
contravía. En el ámbito laboral, la resistencia a respetar las reglas repercute
adversamente en la productividad y a veces pone en riesgo la propia seguridad
de los empleados rebeldes.
Respetar las reglas, es lo más indicado para alcanzar el desarrollo
ordenado de una sociedad. La conducta contravía es una estrategia
autodestructiva de vida que sólo conduce al desorden, y al caos y revela
consecuencias individuales y colectivas dentro del conglomerado social.
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