sábado, 4 de mayo de 2019

AJETREO


Es una condición real o inventada. El asunto es que el personaje se maneja desesperado por cumplir la actividad que está haciendo de manera apurada y de forma simultánea, está pensando en la próxima o en las próximas tareas que se ha impuesto realizar durante el día.
El ajetreo no está en función de las acciones importantes o no que debe efectuar el individuo. El ajetreo está vinculado a un innecesario sentido de urgencia en la gama de actividades biológicas, laborales, de estudio o cualquier otra tarea que se haya comprometido a  sí mismo.
Mantiene un riguroso programa de actividades diarias que ejecuta, religiosa y sistemáticamente.  Se despierta y se levanta casi a la misma hora todos los días. Sin despertador. Arregla la cama, o mejor dicho ordena las sábanas, el edredón y las almohadas.
Se dirige a la cocina.  Ingiere el medicamento que debe tomar en ayunas. Se dirige al baño, se rasura, toma la ducha, se viste y sale a buscar los diarios que reparten matutinamente.
Con avidez, se entera del contenido de los periódicos mientras espera el desayuno. Luego de desayunar se lava los dientes. Se dirige a la oficina ubicada convenientemente en su domicilio. Enciende la computadora. Se desespera cuando el ordenador tarda en cargar. Se contraría cuando las actualizaciones del equipo postergan el acceso a sus sitios favoritos.
Destina al menos una hora en revisar correos e información de redes sociales. Baja y guarda aquella información que considera le puede resultar útil en un futuro impreciso. De esa manera ha llenado de carpetas y archivos su computador, con datos que quizá nunca utilizará.
Cuando debe efectuar gestiones bancarias, de salud o cualquier otra diligencia, se enfrenta a la encrucijada del tránsito. ¿Hacia la izquierda o hacia la derecha? La ruta es un dilema cada vez que se ubica frente al timón en una ciudad donde una colisión de L.500.00 provoca embotellamientos de kilómetros, por la curiosidad inusitada de la mayoría de los conductores. Una conducta extraña.
Al arribar a su destino, el asunto que prosigue es conseguir el estacionamiento apropiado, es decir, el más cercano a la puerta del establecimiento. Una vez en el lugar de la diligencia, la cuestión es el turno que le corresponde y la angustia anticipada del tiempo que tendrá que esperar, cuando un innecesario sentido de urgencia se apodera de sus pensamientos. (CONTINUARÁ).

No hay comentarios:

Publicar un comentario