Según la RAE, un estereotipo consiste
en una imagen estructurada y aceptada por la mayoría de las personas como
representativa de un determinado colectivo. Esta imagen se forma a partir de
una concepción estática sobre las características generalizadas de los miembros
de esa comunidad.
Para Walter Lippmann, el pseudo
entorno es, una visión del mundo (diferente a “el mundo”) que habita en nuestra
mente y que es siempre incompleta frente a la realidad. Y con frecuencia es
también inexacta.
Siguiendo el punto de vista de
Lippmann, puede catalogarse como pseudo estereotipo al criterio que algunos
grupos de personas establecen con respecto a sí mismos o hacia los demás como
mecanismo de descalificación.
Por ejemplo, la autodenominación
de “intelectual”, suele repetirse públicamente en forma reiterada en el seno de
la sociedad hondureña, para referirse a individuos que parecen creer tienen el monopolio del conocimiento, así como
el don de la palabra, de la escritura y del buen juicio.
Se desconoce la
existencia de escuelas de “intelectuales” en alguna parte del mundo. O será que existe un determinado número de
parámetros que permiten a las personas “graduarse” de intelectual por el grado
universitario que ostentan, los países en donde obtuvieron su educación, las
universidades en las que cursaron sus estudios, el número de libros, textos y
materiales que han leído, o cualquier otro criterio que los diferencie y
distancie sustancialmente del resto de los mortales.
Es usual encontrar reacciones
de asombro como: ¿Y quién es ese? cuando se nombra a una persona no muy
conocida en un cargo importante dentro del engranaje gubernamental. O
manifestaciones de soberbia como: ¿Ahora vamos a hablar de literatura?, cuando
un humilde lector de Rubén Darío pretende conocer un criterio al respecto de un
agrio “intelectual”.
“No todo lo que brilla
es oro”. Y los pseudo intelectuales quizá descubran un día, que existen casos en
el país de autores literarios de calidad exquisita, que por razones que no es del
caso elucubrar, han producido sus escritos para el consumo exclusivo de sus
parientes y amigos.