Esgrimir el
concepto de que un grupo racial es superior a otro, ha sido un instrumento de
manipulación de líderes políticos, religiosos y de otra naturaleza para alcanzar
sus propios objetivos de dominación.
La
identificación de propósitos entre los seguidores hacia sus líderes
supremacistas es digna de un análisis exhaustivo para obtener las razones que
inducen a un fanático a adorar al líder que alimenta sus temores convertidos en
odio, hacia amenazas inexistentes o simplemente sobrevaloradas.
La entrega
del fanático a los designios del líder es tal que su nivel de odio sobrepasa
los límites de aquellos considerados como enemigos, para dirigir su ánimo
destructivo hacia su propia familia o consigo mismo.
Es
importante medir el nivel de escolaridad de los fanáticos que cometen matanzas
y se exponen con sus actos a la propia inmolación. También es conveniente indagar su capacidad intelectual y obviamente su salud mental. Su vinculación con el consumo de drogas.
Se supone
que la superioridad humana está acompañada de inteligencia intelectual y
emocional. Que la persona superior se sobrepone a las amenazas y cuenta con las
habilidades necesarias para que su mundo de confort no sea puesto en peligro por
los millones de descamisados que llegan caminando a la frontera terrestre de
sus países y cuya única arma son sus brazos y su determinación por vender su
fuerza de trabajo a un precio muy inferior al devengado por sus azorados
enemigos en empleos que éstos rechazan.. Los individuos superiores deben contar con mayor capacidad de resiliencia.
Los
fanáticos supremacistas desconocen las condiciones económicas, sociales y de
seguridad que los emigrantes indocumentados enfrentan en sus propios países; en
la ruta que deben recorrer para alcanzar el lugar de sus sueños; y la
animosidad permanente que enfrentarán si logran conseguir su objetivo.
Claro que
existen supremacistas. Los que manipulan las mentes débiles de aquellos que con
sus hechos desesperados manifiestan cualquier suma de impotencias; asesinan
inocentes; y culminan su vida en la cárcel o aniquilados por quienes están en
la obligación de evitar males mayores. La pena capital no será suficiente disuasivo.
Utilizar
como argumento de odio a los inmigrantes es concluir que éstos son superiores a
sus infelices adversarios que convertidos en instrumento de sus manipuladores y
basados en argumentos pseudocientíficos, terminan siendo los seres inferiores
que escogen el camino corto de la violencia para segar su propia existencia.
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