La premisa de una propuesta inicial sobre Toncontín es
que continúe siendo un aeropuerto de vuelos nacionales tal cual empezó hace 100
años. Pasaron 13 años para que el primer vuelo internacional aterrizara en el
aeropuerto en 1934. Toncontín, también podría acoger vuelos regionales
centroamericanos de aeronaves pequeñas y medianas sumándose a la propuesta de
los presidentes Bukele y Giammattei para El Salvador y Guatemala, en enero de
2020.
Además de aduana multimodal y terminal de carga, una vez elaborados
los estudios de factibilidad pertinentes, puede convertirse en un centro de
vuelos nacionales (HUB) de personas y carga desde luego con un incremento
sustancial de pasajeros locales y turistas adicionales a las rutas existentes y
para aquellas que demuestren ser rentables.
Honduras cuenta con 25 aeródromos distribuidos en los 18
departamentos ubicados así: Dos departamentos cuentan con 3; tres departamentos
con 2; y el resto de los departamentos con un aeródromo. Las pistas disponen en
promedio de 891 m. con un mínimo de 640m.
y un máximo de 2400 m. de largo. En cuanto a su ancho el promedio es de
17.4 m. con un mínimo de 7m. y un máximo de 45 m.
Ocho aeródromos cuentan con asfalto o concreto asfáltico
y el resto son de tierra, grama, grava, arcilla o la combinación de tal
condición o materiales.
La clave de la sostenibilidad de Toncontin como
aeropuerto de vuelos nacionales estará en el volumen de pasajeros y carga
proveniente de/hacia los aeródromos que harían posible la operación financiera
del aeropuerto. Para ello se necesitarán estudios de demanda para las ciudades
donde se encuentran ubicados. Es probable que los precios de pasajes y kilos de
mercancía, las distancias, así como la frecuencia de los itinerarios serán
cruciales para motivar a la población y a las empresas para hacer uso del modo
de transporte aéreo versus el terrestre teniendo en cuenta las economías de
tiempo y el menor riesgo en el desplazamiento aéreo.
Una vez dimensionada la demanda potencial, tomando en
cuenta las rutas nacionales existentes, el siguiente paso será determinar los
niveles de inversión que requerirán los aeródromos y sus terminales para
hacerlos operables, atractivos y viables con una actividad cotidiana de vuelos.
Luego habrá que determinar quién se hará cargo de la
operación de Toncontín con su renovada actividad basada en tráfico aéreo nacional.
Esta responsabilidad podrá recaer en una Asociación Público-Privada, en la que
participen entes gubernamentales y actores privados interesados. Es deseable,
que en la nueva dimensión local de la categoría del aeropuerto Toncontin, la
Alcaldía de Tegucigalpa asuma un rol protagónico en el proyecto.
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