La
planificación nacional es uno de los principales instrumentos para cumplir con
los objetivos de crecimiento económico, pleno empleo y mejorar niveles de vida
de la población. También se considera un elemento clave para el uso racional de
recursos escasos de un país, tanto financieros como físicos, y permite crear
las condiciones necesarias para estimular de manera ordenada la iniciativa
privada nacional y extranjera.
La
planificación nacional y los planes que se formulan, debe basarse en un marco conceptual de múltipropósitos que
contemple las siguientes áreas: (a) una estructura administrativa que promueva
la toma de decisiones integrada y participativa, (b) determinar el ambiente
operacional, (c) las interrelaciones e interdependencias entre sectores y
dentro los mismos; (d) el análisis y concatenación de las necesidades y
prioridades de corto, mediano y largo plazo en los campos económico, social y
ambiental y los riesgos en la implementación; (e) el establecimiento de las
estrategias de desarrollo sostenible claves; (f) el financiamiento y arreglos
de implementación correspondientes a las estrategias, y (g) el monitoreo de la
implementación a través del uso de parámetros de referencia e indicadores.
(Sustainable Development Forum Economic Ministers Meeting, New Zealand,
2004).
La
identificación de problemas prioritarios a ser abordados por el plan es importante,
pues con recursos escasos y capacidades de implementación limitadas, la
cobertura de las necesidades debe ser focalizada y las áreas prioritarias a ser
atendidas, ameritan ser seleccionadas.
La
presentación de los principales problemas debe ser coherente e integrada,
identificando claramente las interrelaciones entre:
·
Los niveles: local,
nacional, regional y global
·
Los tipos de plazos:
corto, medio y largo
·
Los sectores relevantes que forman la economía
Una
visión clara y objetiva del plan es sumamente importante para orientar a los
tomadores de decisiones y formuladores del plan; el análisis del ambiente en el
cual se desenvolverá; los eventos internacionales y compromisos en un mundo
globalizado; las iniciativas y metas internacionales sobre el desarrollo de los
países; y el bienestar de la población.
Igualmente,
es indispensable realizar una amplia consulta a los involucrados y actores del
plan sobre los problemas y temas claves que enfrenta el país para su
desarrollo.
La
formulación del plan incluye varios escenarios del crecimiento económico, ya
que la motivación debe ser lograr el escenario de crecimiento más alto, puesto
que, con lento crecimiento, es difícil alcanzar los objetivos del plan.
Un
plan nacional es mucho más que un documento de política. Proporciona una
trayectoria para el logro de objetivos y metas del desarrollo de un país. Es de
cumplimiento legal obligatorio, diseñado para ser implementado y su estrategia
de ejecución es clave para asegurar que lo previsto se convierta en acción. El
plan necesita ser materializado en un plan de acción priorizado e integrado al
presupuesto y apoyado con programas de reforma integrales. El plan nacional de
desarrollo debe ser compulsivo para el sector público e indicativo para el
sector privado.
La
implementación del plan requiere de voluntad política y que los recursos
financieros hayan sido identificados y disponibles. Un plan de acción debe integrarse
al proceso de presupuesto.
El
éxito de un plan depende de su ejecución. Esta suele ser una de las áreas más
débiles del proceso, y por ello debe preverse incrementar la capacidad de
ejecución y la certeza del financiamiento.
Además
de la falta de financiamiento externo; la capacidad operativa de las
instituciones y el uso irracional de los fondos destinándolo a fines distintos del
plan, y la corrupción, hacen más lento el proceso de ejecución. La insuficiente
capacidad operativa manifestada a nivel de secretarías de estado de nivel central,
se incrementa a nivel de oficinas
regionales, departamentales y municipales.
Planificación
con impacto significativo, requiere un esquema institucional que permita la coordinación
entre sectores y que asegure que los problemas económicos, sociales y ambientales
son todos, aspectos del desarrollo. Se requiere mejorar la estructuras
legislativa, judicial, administrativa e institucional para desarrollar e
implementar estrategias, políticas y planes de desarrollo sostenible.
Una
estructura institucional adecuada incluye: (a) una comisión nacional de planificación, (b) una secretaria
especializada con fuerte apoyo de la Presidencia de la República, (c) unidades institucionales de planificación
en cada entidad, (d) institucionalización
del proceso de planificación, (e) el financiamiento necesario manifestado en el
presupuesto nacional, (f) suficiente capacidad para formular e implementar un
plan, (g) autoridad para influenciar la toma de decisiones, (h) capacidad para
analizar problemas de forma constructiva más allá del sector público, con el
sector privado, organizaciones no gubernamentales, universidades y público en
general, e (i) el establecimiento de prioridades realistas.
El monitoreo y la evaluación requieren
que el plan por sí mismo contenga indicadores medibles, que pueden ser usados
para evaluar el progreso de la implementación y sus logros. Los indicadores
requieren ser relevantes para el país y proporcionar una guía real de los
avances en el desarrollo. Bien diseñados, pueden jugar múltiples roles, como
formar parte de los informes anuales de las Secretarías de Estado, incrementar la
conciencia del público sobre los temas que se miden, y cumplir con compromisos
internacionales, como los Objetivos del Milenio y otras metas establecidas en convenciones
internacionales.
Un monitoreo exitoso también requiere
que las respectivas responsabilidades sean entendidas y compartidas en conjunto
entre las dependencias de planificación y las dependencias sectoriales. El tema de coordinación para el desarrollo
del plan, toma en consideración la coordinación para su monitoreo.
Adicionalmente, la capacidad del departamento sectorial para planificar el
monitoreo (y otras funciones de planificación) puede ser variable. En consecuencia,
el grado en que la secretaría de planificación se compromete con los departamentos
sectoriales en relación al monitoreo debe ser calibrado de acuerdo a la
capacidad de los departamentos sectoriales. También debe considerarse la
participación de múltiples grupos de involucrados en el monitoreo del plan.
Debe considerarse la obligación de
informar al Congreso Nacional sobre el progreso de la implementación del plan. Informes,
trimestrales, semestrales y anuales (idealmente integrados con los informes de presupuesto)
que permitirán al Congreso estar al día con el progreso del país. El Consejo de
Ministros requerirá informes periódicos y el Ministro sectorial, exigirá
informes frecuentes también.
Es indispensable establecer un sistema
nacional coordinado para la recolección y análisis de las estadísticas de
desarrollo. El intercambio de información entre Secretarías no sólo evita
duplicidad de tareas; también mejora la capacidad de cada agencia para cumplir
con sus responsabilidades. La generación de información útil para el monitoreo
de la implementación del plan requiere reservar los recursos financieros para
asegurar la adecuada recolección de datos y la disponibilidad de personal
capacitado para recoger, interpretar, analizar y redactar los informes.
Un país puede crecer sin planificación.
Pero, para alcanzar el desarrollo, planificar es indispensable.
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