El rechazo al autoritarismo que campeó durante 18 años a partir del
3 de octubre de 1963, facilitó el retorno a la vida democrática con la elección
de la asamblea nacional constituyente que redactó y aprobó la Constitución de
la República vigente.
El expediente de alcanzar el poder reprochando los vicios previos y
su oferta de rectificación ha resultado en un simple trampolín para cometer
desafueros similares o peores, resultando un círculo vicioso que ha sumido a la
nación en una serie de crisis continuas sin visos de modificar el infortunado círculo
virtuoso que los hondureños esperábamos ocurriese desde 1982.
Según las versiones que trascendieron en su momento, los
constituyentes aprobaron en la constitución, la duración de la junta directiva
del congreso nacional por un lapso de 2 años. En la ruta del edificio del
congreso a la entonces Tipografía Nacional, una de mayores acciones de
desprecio por la legalidad ocurrió que en el trayecto de 400 metros se modificó
esa disposición para no ser aplicada al presidente del congreso, quien, desde
esa leguleyada constitucional, se ha mantenido en su puesto por cuatro años.
Once años después y treinta años antes de los ‘progresistas’,
contra todas las reglas de la gramática española, se ‘feminizó’ la primera ley
en Honduras. Más reciente, en el última década, trascendió el mecanismo de la fe
de erratas para modificar textos legales surgidos del congreso.
Como parte del comportamiento taimado de los políticos y cuando se
trata de leyes con elementos controversiales como el recientemente aprobado
presupuesto nacional, se justificó el nutrido número de reuniones de ‘socialización’
que incluso llegó a medirse en horas consumidas para evidenciar el inusitado entusiasmo
de los proponentes para oír a los interesados y a la oposición. Lo marrullero
consiste simplemente en ‘oír’ pero no escuchar y menos aceptar las enmiendas
propuestas por los socializados participantes.
El proyecto de presupuesto presentado en septiembre de 2022,
culminó en el DECRETO No. 157-2022 del 12 de enero de 2023 que fue publicado como
PRESUPUESTO GENERAL DE INGRESOS Y EGRESOS DE LA REPÚBLICA Y SUS DISPOSICIONES
GENERALES EJERCICIO FISCAL 2023 por TRESCIENTOS NOVENTA Y DOS MIL QUINIENTOS
DIECINUEVE MILLONES SETECIENTOS TREINTA Y TRES MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y UN
LEMPIRAS EXACTOS (L.392,519,733,991.00).
Al comparar la versión de septiembre 2022 versus el documento publicado
en La Gaceta no se encuentra ninguna variación en cuanto a monto total del
presupuesto e ingresos tributarios y no tributarios.
En lo concerniente a gastos se hicieron algunas minúsculas variaciones
en: Secretarías
de estado unos L 600 millones menos; Desconcentrados, L.2,000 millones más; entes constitucionales: L. 240 millones, menos;
deuda
pública: L,1,000 millones menos; y otros entes, cero variaciones.
En cuanto
a grupos de gasto: Administración descentralizada; Instituciones
autónomas; Institutos de pensiones; Universidades nacionales; Hospital Escuela; Empresas Públicas e Instituciones
financieras tampoco observaron variación alguna.
Las
miles de horas que destinaron organizaciones empresariales, tanques de
pensamiento, partidos políticos, analistas, etc. para formular observaciones fueron
ignoradas y quedaron como un ejercicio infructuoso, aunque aleccionador.
Luego
de publicado el presupuesto nacional 2023 persisten entre otras las reservas
que se manifestaron oportunamente sobre:
·
Insignificante
inversión para apoyo a la producción.
·
Excesivo
sesgo hacia la inversión social.
·
Numerosas
partidas globales y disposiciones para gasto superfluo.
·
Dificultad
de financiar el excesivo gasto planteado.
Total,
un entrenamiento de cuatro meses que pudo evidenciar un cambio en la inveterada
costumbre de perseverar en las triquiñuelas políticas volvió a desperdiciarse
solo para confirmar, la nula voluntad política de enrumbar a Honduras por el
camino correcto.
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