A medida que sociedades avanzan o
retroceden en el mundo, es cada vez más difícil encasillar a los políticos y
sus organizaciones en compartimientos ideológicos estrictamente definidos. Todos
ofrecen buscar el bien común, pero ese concepto resulta discrecionalmente
conveniente al criterio de cada uno.
El liberalismo fue producto del
pensamiento ilustrado. Se considera que John Locke fue el padre de este tipo de
pensamiento político. El liberalismo defiende los derechos naturales de los
individuos, la separación del Estado de la religión y busca reducir la
intervención del estado en aspectos sociales, culturales y económicos de un
país. Las revoluciones democráticas estuvieron basadas en el liberalismo.
El discurso del Presidente Electo
argentino Javier Milei durante su campaña y al momento del reconocimiento de su
victoria puede conducir a confusiones cuando en medio de su alocución se autodefinió
liberal y libertario a la vez.
“El liberalismo y el
libertarismo son dos corrientes que a menudo son mencionadas juntas, pero
tienen diferencias significativas. Ambas apoyan la libertad
individual y la limitación del poder del estado, pero su enfoque y aplicación
de estos principios varían significativamente. Mientras el liberalismo busca
la conciliación pacífica entre el hombre y el Estado, el libertarismo
busca una separación pacifica de los mismos. Por ejemplo, muchas corrientes
liberales aceptan que el Estado apoye y dé soporte al arte, mientras que el
libertario no.”
Quizás un vistazo a las variantes del
liberalismo contribuye a desentrañar o enmarañar aquello que los votantes
pueden esperar de los líderes cuando están hablando de términos en los cuales no
resulta claro, que haya consenso en su interpretación.
Por ejemplo, el liberalismo social se opone a la intromisión
del Estado en la vida privada o en las decisiones personales de
los ciudadanos
El socio liberalismo ganó gran relevancia en países como
Francia y en Estados Unidos y los partidos socio liberales son aquellos ubicados
en la izquierda o centroizquierda que aceptan las ideas liberales, pero que las
limitan en pro del desarrollo de los individuos y el bienestar general.
El ordo liberalismo es una corriente de
pensamiento económico que surge en la década de 1930. Esta escuela de
pensamiento fue fundada por un grupo de políticos y economistas alemanes, en
Alemania.
El neoliberalismo es una corriente económica que se basa en
principios liberales pero que se ha desarrollado y adaptado a las condiciones
económicas del mundo moderno.
El neoliberalismo defiende la liberalización de la
economía y la reducción del papel del Estado en la sociedad y en el
mercado. Los neoliberales creen que el libre mercado es el mejor sistema para
producir bienes y servicios y distribuirlos de manera justa, y que el gobierno
debe limitarse a establecer las reglas básicas del juego y a intervenir solo en
casos excepcionales.
Ese limitado rol del estado implica la privatización de
empresas estatales, la reducción de impuestos y la eliminación de
regulaciones que restrinjan la actividad económica
El neoliberalismo busca además la
libre circulación de los capitales internacionales y alienta las inversiones de
empresas multinacionales; se opone al exceso de impuestos y gravámenes, busca
incrementar la producción y evita el control de precios en productos y
servicios por parte del Estado. Esta filosofía está basada en el capitalismo.
El liberalismo y sus variantes cuentan con una línea liberal
de pensamiento que considera a la libertad como el mayor tesoro del ser humano;
el liberalismo es esencialmente filantrópico: el ser humano no necesita
de fuerzas coercitivas para practicar valores éticos como el respeto, la
tolerancia o la solidaridad.
En línea adversa al liberalismo, el pensamiento socialista
considera que la igualdad entre seres humanos debe ser un fin del
accionar de hombres y gobiernos; nace de una visión misantrópica del ser
humano: el hombre libre es incapaz de conductas éticas y ante la falta de
fuerzas coercitivas moralizantes, es guiado por el egoísmo hedonista.
Los socialistas tienen una visión mesiánica de sí mismos: según
ellos solo personas con una moralidad superior al común de los hombres pueden
poner orden a la sociedad y devolverle un sentido ético. Personajes como Tomás
de Torquemada, Vladimir Lenin o Adolf Hitler en el pasado y Fidel Castro, Hugo
Chávez o Evo Morales en tiempos más recientes encajan en este perfil.
Cuando se trata de escoger entre el liberalismo y sus
variantes versus el socialismo y sus variedades no debería ser difícil decidir
lo conveniente. El liberalismo, sin embargo, debería retornar a sus orígenes.
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