En
Honduras en los últimos 100 años, 4 personas han ejercido el poder ejecutivo de
forma directa e indirecta. En ese mismo lapso, otros han intentado prolongar su
influencia escogiendo el candidato de su partido a sucederle y en al menos dos oportunidades,
dentro del Partido Liberal, uno fue frustrado por un golpe de estado y el otro
compitió en elecciones que perdió a nivel interno del partido. Estos 4 individuos
han acumulado el 40% de un siglo, decidiendo el rumbo de la nación en prácticamente
todos sus ámbitos:
Tiburcio
Carias 1932-1949, escogió a su sucesor, 16 años
Oswaldo
López, 1963- 1971; 1972-1975, 8 años
Juan
Orlando Hernández 2014-2021, 8 años
Manuel
Zelaya, 2006-2009- 2022-2025, 8 años, directa e indirectamente.
La
necesidad de trascender en el poder de expresidentes de países latinoamericanos
ha sido estudiada en algunos países más que en otros, fundamentalmente en los
más grandes mientras que, en el caso de países pequeños geográfica y
económicamente ese análisis se ha postergado.
También
se observan otras formas más o menos encubiertas, destinadas a mantener el
control de determinadas instituciones públicas del Estado, pero no invisibles
pues sus movimientos han sido perfectamente notorios e identificables y los
actores no han mostrado el menor disimulo en el marco de sus intenciones, actividades
y resultados. Este modus operandi coincide
con la definición de poder fáctico.
definicionwiki.com: “En el ámbito de la
teoría política, el poder fáctico se define como la capacidad de un actor para
influir en la situación actual, utilizando recursos y habilidades disponibles.
Esto puede incluir la capacidad para tomar decisiones, negociar, persuadir o manipular
a los demás para lograr objetivos. El poder fáctico se basa en la capacidad de
tomar acciones efectivas que cambien la situación actual, en lugar de
simplemente tener autoridad o estatus.”
A medida que el país va
creciendo, la generación de ‘prohombres’ ha sido más notoria. Este fenómeno ha
disminuido la capacidad de los partidos para negociar sus agendas pues en
ocasiones, el accionar de los actores del poder fáctico prácticamente los ha eclipsado
y sustituido.
Una gran diferencia entre
poder factico y cabildear es que, en este último caso, la persona actúa gestionando
intereses ajenos.
En Honduras, el daño causado
por poderes fácticos y pretensiones para trascender en el poder han sido mayores
en el Partido Liberal, pues diversos factores históricos explican las
motivaciones y conveniencias alrededor de la cohesión y la disciplina que se
observa en el Partido Nacional.
Para enfrentar la amenaza de
los actores de poderes fácticos que suplantan la identidad de los partidos políticos,
deben hacer una reingeniería desde modificar sus estatutos de tal forma que las
autoridades electas de los partidos no se vean disminuidas ante sus propios afiliados
y menos ante contrapartes, pues las armas de la negociación de los espacios políticos
que les corresponden, les han sido arrebatadas.
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