De conformidad con el Decreto
54-2012 en su Artículo 105-A se estableció el Principio de Paridad para el
reciente proceso eleccionario primario celebrado en Honduras, que obligó a una
presencia del 50% de mujeres en las nóminas de cargos de dirección de los
partidos políticos y en los cargos de elección popular. Esta regulación
significó un incremento de diez puntos porcentuales sobre lo aprobado al
respecto para el proceso primario previo (2012).
El Tribunal Supremo Electoral de
Honduras (TSE), mediante Acuerdo 001-2016 del 11 de julio de 2016, convocó a la
ciudadanía hondureña -casi 6 millones de electores- a elecciones primarias que se efectuaron el domingo 12 de
marzo de 2017.
Los movimientos internos de los
partidos políticos que participaron en esta etapa, tuvieron la opción de
proponer candidatos para elegir 3022 puestos de elección popular distribuidos
de la siguiente manera:
1)
Un presidente y 3
designados.
2)
20 diputados al
Parlamento Centroamericano, propietarios y suplentes.
3)
128 diputados y sus
suplentes al Congreso Nacional.
4)
2722 cargos de
Alcalde, Vicealcaldes y regidores para 298 municipios en los 18 departamentos
del país.
El Acuerdo 003-2016 del TSE
estableció los principios de paridad y alternancia para alcanzar el 50% de
participación de mujeres en los cargos de elección popular. El compromiso de paridad llegó hasta allí y los
resultados de cada partido se establecen en proporciones o cocientes según las
decisiones de los votantes y lo establecido en la ley electoral. Estos mecanismos definen un escenario distinto
de participación donde usualmente para las mujeres se reduce la intencionada
paridad.
En la próxima etapa, en las
elecciones generales de noviembre 2017, los resultados volverán a presentarse más adversos hacia la equidad y la magnitud definitiva de mujeres en los cargos de
elección popular caerá aún más respecto al pretendido 50% de participación.
Entonces, para garantizar una
proporción paritaria de la mujer en el poder público, una opción sería la
utilizada por el Primer Ministro Trudeau de Canadá. Eso significaría un paso
fundamental en la voluntad de modificar la ejecución de políticas en favor de
las mismas mujeres y de los habitantes menos privilegiados del país.
Un gabinete de gobierno con la
mitad de mujeres como secretarias de estado, sería una respuesta simétrica al
caudal que representan las mujeres en el electorado nacional (52%) y una oportunidad
para redirigir los derroteros del país, hacia la dirección apropiada.
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