martes, 14 de marzo de 2017

GENERO Y ELECCIONES

De conformidad con el Decreto 54-2012 en su Artículo 105-A se estableció el Principio de Paridad para el reciente proceso eleccionario primario celebrado en Honduras, que obligó a una presencia del 50% de mujeres en las nóminas de cargos de dirección de los partidos políticos y en los cargos de elección popular. Esta regulación significó un incremento de diez puntos porcentuales sobre lo aprobado al respecto para el proceso primario previo (2012).
El Tribunal Supremo Electoral de Honduras (TSE), mediante Acuerdo 001-2016 del 11 de julio de 2016, convocó a la ciudadanía hondureña -casi 6 millones de electores- a elecciones primarias que se efectuaron el domingo 12 de marzo de 2017. 
Los movimientos internos de los partidos políticos que participaron en esta etapa, tuvieron la opción de proponer candidatos para elegir 3022 puestos de elección popular distribuidos de la siguiente manera:
1)      Un presidente y 3 designados.
2)      20 diputados al Parlamento Centroamericano, propietarios y suplentes.
3)      128 diputados y sus suplentes al Congreso Nacional.
4)      2722 cargos de Alcalde, Vicealcaldes y regidores para 298 municipios en los 18 departamentos del país.
El Acuerdo 003-2016 del TSE estableció los principios de paridad y alternancia para alcanzar el 50% de participación de mujeres en los cargos de elección popular.  El compromiso de paridad llegó hasta allí y los resultados de cada partido se establecen en proporciones o cocientes según las decisiones de los votantes y lo establecido en la ley electoral.  Estos mecanismos definen un escenario distinto de participación donde usualmente para las mujeres se reduce la intencionada paridad.
En la próxima etapa, en las elecciones generales de noviembre 2017, los resultados volverán a presentarse más adversos hacia la equidad y la magnitud definitiva de mujeres en los cargos de elección popular caerá aún más respecto al pretendido 50% de participación.
Entonces, para garantizar una proporción paritaria de la mujer en el poder público, una opción sería la utilizada por el Primer Ministro Trudeau de Canadá. Eso significaría un paso fundamental en la voluntad de modificar la ejecución de políticas en favor de las mismas mujeres y de los habitantes menos privilegiados del país.
Un gabinete de gobierno con la mitad de mujeres como secretarias de estado, sería una respuesta simétrica al caudal que representan las mujeres en el electorado nacional (52%) y una oportunidad para redirigir los derroteros del país, hacia la dirección apropiada.



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