viernes, 22 de febrero de 2019

ABINTESTATO

El magnate inmobiliario español tomó la guía telefónica de Madrid; seleccionó al azar un número de abonados igual al número de apartamentos de su edificio de cuarenta pisos y heredó una vivienda a cada uno. Recientemente, Karl Lagerfeld, el famoso impulsador de la moda, ha heredado su fortuna al gato que le hacía compañía.
Las decisiones de las personas sobre sus herencias son múltiples y variadas. El problema surge, cuando una persona con bienes y recursos de una cuantía importante o del cualquier tamaño, por alguna razón inexplicable, elude deliberadamente el establecer claramente quienes serán los beneficiarios después de su muerte, de los bienes que le pertenecen en vida.
La muerte, es un tema tan complejo como inevitable, que algunas personas pretenden ignorarla, como que de esa manera se pudiera obviar. Es penoso ver las angustias que pasan los dolientes de un recién fallecido que no ha previsto los gastos fúnebres que acarrean su deceso.
En Honduras, tanto el Código Civil como el Código de Familia, establecen expresamente quienes son los herederos abintestato.  Sin embargo, la codicia y la ambición inclina a parientes cercanos del fallecido a caer en acciones delincuentes, con tal de ejercer un derecho que por ley no les corresponde. Algunos consideran una herencia como un botín que les pertenece por razones que pueden argumentar, pero que no pueden probar como legítimas. En ese caso, se trata de la palabra de los “vivos”, versus el silencio sepulcral de los fallecidos que no están en posición de rebatir a los alagartados.

Cuando en un país se irrespetan las leyes, la violación de los derechos de los demás se torna en una costumbre que puede rendir cuantiosos dividendos a los atropelladores. Los bienes de un fallecido que no testó no pueden constituirse en una suerte de lotería para quienes se consideran con derecho a los productos construidos en vida por el extinto. Entonces, para evitar problemas a los herederos con derecho, es preferible testar. De esa manera, se ahorran conflictos familiares que se tornan irreconciliables y se reduce la carga a los tribunales de justicia. Si la mala costumbre de no testar persiste, continuaremos leyendo diariamente los anuncios abintestato en los periódicos.

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