Hace algunos años, en una conversación en San Salvador donde
participaban un hondureño, un nicaragüense y un chileno, el hondureño refiriéndose
a su forma de hablar expresó: “Nosotros no tenemos acento”. Casi simultáneamente,
sus interlocutores respondieron: “Nojotros”.
Aun cuando en Honduras se habla un español generalizado, que
es identificable para los hispanos de otras nacionalidades, existen
conglomerados humanos dentro de la nación hondureña con acentos totalmente reconocibles. Quizá el caso más peculiar sea el de gran parte de la población
del departamento de Olancho, donde la” s” se pronuncia con mayor énfasis.
Luego en las zonas de La Mosquitia e Islas de la Bahía con
previa influencia inglesa es común escuchar un español que suena como el que utilizan
los nativos ingleses que aprenden español.
Luego, en los departamentos fronterizos con Guatemala, El
Salvador y Nicaragua, los pobladores que habitan los lugares más cercanos a las
líneas fronterizas suelen manejarse con una combinación de acentos, según el
país con cuyos habitantes existe mayor intercambio de todo tipo.
También, en departamentos con alta influencia de población
indígena, particularmente de la tribu lenca como Intibucá, Lempira y La Paz,
tienden darles a sus comunicaciones orales, un cantado especial.
Puede ser que la maleabilidad del acento hondureño incline a
algunos de sus habitantes a que, luego de estadías en el extranjero, prolongadas
o no, adopten acentos de otros países hispanos con la mayor naturalidad, e
incluso, lo conserven por el resto de su vida, sin que tal costumbre sea objeto
de asombro alguno.
Probablemente un evento importante reciente respecto a la
forma de hablar de los hondureños es la opinión del director de la RAE, al
señalar que el acento hondureño, es uno de los más claros de la lengua
española.
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