Los emigrantes enfrentan las primeras barreras de subsistir en
su propio país. El círculo vicioso de la pobreza los excluye de las
oportunidades de educación y salud. La escasa oferta de empleo, la violencia y
la vulnerabilidad para convertirse en instrumentos del crimen organizado, los
induce a considerar la vía de la emigración.
La siguiente decisión de los emigrantes es escoger el camino
de la legalidad o la ruta clandestina para arribar al país predefinido como
destino. Sí sus condiciones económicas y
sociales no les permiten acceder a la obtención de una visa, definitivamente
solo les queda la opción de la ilegalidad y sus innumerables riesgos.
Una vez tomada la decisión, los emigrantes más desposeídos recurren
al expediente del endeudamiento con usureros para financiar el transporte, subsistencia
y la cadena de “tributos” que deben pagar en su travesía. Antes de salir de su
país, los emigrantes ya cargan con un pasivo oneroso, por los altos intereses
que deberán empezar a pagar al financiador de su viaje una vez que obtengan
empleo en el lugar de destino.
La ruta de los emigrantes está plagada de peligros. Deben
esquivar si pueden: robos, asaltos, extorsiones, violaciones, enfermedades y
sobrevivir a condiciones inhóspitas.
Una vez consumado el arribo al lugar de destino surgen
nuevos obstáculos. Un idioma diferente al nativo puede convertirse en el
principal muro para acceder a un trabajo atractivo, a un salario decente, a la
educación para la superación, y a la medicina para curar sus males. La
condición de ilegales, los convierte en ciudadanos de segunda categoría sin
derechos plenos y expuestos a cualquier situación de iniquidad. Sin posibilidad
a exigir justicia.
Los muros que cercan a los indocumentados pueden orillarlos
a ser víctimas de criminales organizados quizá de peor calaña que aquellos de
los que huyeron y plagan sus países de origen.
Siempre han existido las migraciones y siempre existirán.
Sin embargo, en la medida que los gobiernos de los países garanticen a sus
nacionales una existencia decente, atractiva, prometedora y de progreso
sostenido en el largo plazo, las emigraciones de indocumentados disminuirán.
Por ello es fundamental asegurar el crecimiento económico,
la equidad, la transparencia, la seguridad, la justicia y el respeto a la ley, para que los
nacionales de un país excluyan la emigración en la búsqueda de concretar sus
sueños.
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