lunes, 5 de febrero de 2018

METASTASIS

Cuando en un país, los primeros obligados a respetar y hacer que se respete la ley son los iniciadores en el uso de triquiñuelas para hacer o deshacer lo que por derecho está prohibido y manipular a los operadores de justicia para que las normas se apliquen discrecionalmente, el estado de derecho se derrumba; la impunidad es un reflejo de las mayores asimetrías en la sociedad; y la democracia electorera constituye un remedo de libertad política, en la que sólo creen quienes se apropian del poder o los representantes de intereses foráneos que evalúan las situaciones en términos de un conveniente beneficio/costo.
Y como el cáncer que avanza a través de los vasos sanguíneos y va contaminando las partes sanas del cuerpo, el irrespeto a la legalidad va penetrando los tejidos de una sociedad que va adoptando sistemáticamente las características de la jungla. Y cada uno justifica su conducta selvática al hecho de que el ejemplo surge de las cúpulas.
Lo delicado del asunto, es que las leyes se hacen para aplicarlas a personas y se supone que están previstas para establecer el orden y la armonía dentro de la sociedad. Las leyes no se formulan para desordenar, desarmonizar y desatar el temido odio, que ahora se trata de controlar vía decreto obviando la naturaleza de sus causas. Una asimetría más. Maltratan y esperan que los afectados les rindan pleitesía.
Cuando surgen individuos que a fuerza de zalamerías, sus allegados los alientan a violar las leyes, y ellos se convencen a sí mismos que existe en el ambiente una condición sobrenatural que se ha introducido como metástasis en su cabeza, entonces del irrespeto a ley pasan al siguiente nivel: la comisión de delitos de todo tipo en contra de la ciudadanía en general o en particular, en este caso para despojar a aquellos que levantaron con esfuerzo de generaciones negocios que les permitieron gozar de una vida holgada.
Para un redomado irrespetuoso de la ley, “el cielo es el límite” y consecuentemente nadie puede considerarse seguro o garantizado que estará exento de sus tropelías. En la aplicación sectaria de la ley (otro tipo de metástasis) se ha visto fortunas multimillonarias que han sido diezmadas, como parte de los designios de los propietarios del poder. Y probablemente nunca se sabrá, qué destinos tuvieron los activos del despojo, qué estados financieros fueron a engrosar, y tampoco, quiénes fueron los beneficiarios de tan inesperado premio de lotería.
De los efectos devastadores de las metástasis, no se escapa nadie.

    

No hay comentarios:

Publicar un comentario