sábado, 4 de agosto de 2018

AER

El teléfono fijo timbró. En el otro extremo de la línea una voz femenina de la Oficina AER (Atiende, Entiende y Resuelve) indicaba con voz segura que el contribuyente X estaba en mora en el pago de sus impuestos municipales desde el año 2008 por una propiedad con número de catastro Y, localizado en un sitio de la ciudad denominado El Zancudo. Cuando se le preguntó dónde quedaba el mencionado sitio, la interlocutora no supo responder.
La apresurada gestora de cobros de la AER se manejaba ambivalente entre una actitud informativa señalando que únicamente quedaban 2 días para acogerse a la amnistía tributaria y cierta posición amenazante al anticipar que, de no hacerse los correspondientes arreglos de pago, el nombre del contribuyente sería incluido en la lista de la temida central de riesgos.
El contribuyente con la paciencia que las circunstancias aconsejaban demostró con datos y argumentos que sus obligaciones con la alcaldía estaban al día; que no era propietario de predio alguno en el lugar denominado El Zancudo; y que la infortunada gestión de cobro debía responder a un error. No existió argumento válido para la cobradora y su resolución fue atender la gestión de pago.
Se recurrió a otra instancia dentro de la alcaldía para tratar el caso. Allí se entendió el error, pero el contribuyente no pudo eludir el tener que presentarse personalmente a las oficinas de la alcaldía para llenar un formulario de “reclamo” de no ser el propietario del predio con clave catastral Y, que, sin ser de su propiedad, la autoridad municipal lo estaba requiriendo erróneamente para el pago de impuestos.
Cuando tuvo oportunidad, pues las actividades de las personas no se circunscriben a andar enmendando errores que cometen otros -en este caso entes recaudadores de impuestos- el contribuyente se presentó a las oficinas de la alcaldía. Recorrió varias de ellas en cada uno de los 3 pisos que las alojan; perdió 3 horas de su tiempo; y ahora está pendiente del resultado de su “reclamo” mientras la alcaldía, encuentra al verdadero propietario que por 8 años consecutivos ha burlado su obligación de pagar los impuestos municipales.
Quienes alimentan con datos a las oficinas gestoras de cobro deben percatarse de proveer información fidedigna para no perder su tiempo haciendo gestiones impertinentes con las personas equivocadas, amenazándolas y haciéndolas perder tiempo y dinero.

Atender, Entender y Resolver debe ir mucho más allá de un eslogan de mercadeo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario