martes, 28 de agosto de 2018

PRESCRIPCION

Existen conflictos alrededor del mundo entre países o sus poblaciones cuyos orígenes son centenarios y hasta milenarios algunos vinculados a asuntos religiosos, limítrofes, raciales, políticos, económicos, etc.
La naturaleza del conflicto está arraigada fuertemente en la existencia de la humanidad y su modus operandi se manifiesta en el aprovechamiento de unos convertidos en opresores y torturadores de otros. La prescripción que en el campo legal (civil, laboral, tributario, mercantil, administrativo, penal, etc.)  extingue en un tiempo determinado la oportunidad para personas y empresas de hacer reclamos, no se da en los conflictos nacionales y entre países, o sencillamente, la prescripción se ignora, para mantener viva la llama de la confrontación.
En cuanto el hombre pudo desarrollar armas más mortíferas, en el siglo XX ocurrieron la primera y la segunda guerra mundial con el mayor número de bajas fatales de la historia. Como resultado de ambas guerras se crearon instrumentos multilaterales de diplomacia para intentar reducir o eliminar los conflictos. Después de 7 décadas de la creación de espacios mundiales de negociación como la Organización de las Naciones Unidas, los conflictos nacionales e internacionales siguen proliferando.
Los principales teatros de enfrentamiento se presentan actualmente en Irak, Afganistán, Ucrania, Gaza, Nigeria, Congo, Sudán del Sur, Centroáfrica, Siria, Cachemira, Ruanda, Birmania y Venezuela. Existen otros latentes en puntos del globo terráqueo. Eventos internos provocan crisis internacionales como las resultantes de la emigración involuntaria.
Puesto que la población de las naciones está integrada por la suma de sus habitantes, el comportamiento de las personas hacia el efecto de temas contenciosos o no es proclive a la no prescripción. De allí que diferencias surgidas entre personas, incluso por asuntos baladíes que podrían resolverse aclarando malentendidos, ofreciendo y aceptando disculpas o sencillamente con un apretón de manos, se convierten en disconformidades con plazo indefinido que afectan a los involucrados. A unos más que a otros, dependiendo del carácter de cada uno.
El uso más generalizado de la prescripción como instrumento de solución automática de conflictos entre individuos, grupos humanos, naciones y grupos de naciones podría contribuir a reducir el nivel de animosidad existente en todos los niveles, pues el paso del tiempo debería por sí mismo, cerrar las controversias.


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