lunes, 18 de marzo de 2019

PANDOS

Según la biblia, en Génesis:” Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó." Y lo diseñó para que caminara erecto, sin colocar sus manos en el suelo para apoyarse o para desplazarse como lo hacen los cuadrúpedos.
Tiempo después, cuando Dios observó que el hombre se desviaba de los objetivos de la creación, envió a su hijo Jesucristo que en una simple aseveración englobó gran parte de la filosofía de su enseñanza: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”.
Los líderes de la humanidad parecieran actuar contracorriente ante las enseñanzas cristianas. Luce, como que es más simple complicarse la propia existencia y la de los demás, aplicando el eslogan: Odiaos los unos a los otros.
Y no es descabellado suponer que el hombre es recto en su caminar, pero se pandea en su forma de pensar.
No se trata de que, para eliminar los problemas, todo mundo debe pensar igual. Lo pando del asunto es que, porque alguien piensa o es diferente, se inicia una sucesión de descalificación que puede identificarse como los niveles de riesgo: verde, amarillo, rojo y negro. La cúspide de la descalificación consiste en eliminar a quien piensa o es diferente. Y se inicia una escalada de acción-reacción, hasta llegar al punto en que, para el cumplimiento de la venganza y el ciclo, desaparezca la humanidad.
Y los principales espacios con que cuenta el hombre para alcanzar la felicidad, se convierten precisamente en zonas de práctica del odio más abyecto. Desde la política, donde los gobernantes están llamados a buscar el bien común y más bien se transforman en verdugos de sus propios conciudadanos, creando ministerios de felicidad y simultáneamente, robándoles la educación, la salud y el bienestar; o en la religión, que pretende el crecimiento de la espiritualidad y la han transformado en succionadores de recursos y maltrato de los feligreses, creyentes o como se les denomine. El sectarismo religioso convertido en un coctel de animadversiones constituye la mayor fuente de odio en el mundo.
Y, tan pando es el pensamiento, que el color de la piel pretende reutilizarse como una medida de diferenciación entre humanos. Pero, cuando el cambio climático convierta en más despiadados los rayos del sol, los supremacistas de piel blanca añorarán tener una piel más oscura, pues, probablemente tendrán que enclaustrarse en sus casas, o salir únicamente de noche. Como los búhos.
En general, los humanos son más proclives a lo recto que a lo pando. El problema radica en que, mientras más pandos asuman las posiciones de poder, en cualquier campo de actividad, enderezar las desviaciones será una tarea cada vez más compleja.


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