Suena el teléfono. El número en pantalla no está en su lista
de contactos. La persona contactada, cliente potencial, está muy ocupada y duda
en responder. Luego desecha la duda y decide contestar la llamada.
“¿Hablo con el señor XYZ?
“Sí, con el habla, ¿qué desea?”
“Tenemos referencias de usted como buen cliente y en tal
virtud, estamos ofreciéndole una tarjeta club de la empresa ABC que le permite
gozar beneficios inimaginables”
El cliente potencial, decide enfriar el asunto de manera rápida
y expresa: “No me interesa”
La vendedora al otro lado de la línea toma muy personal la
respuesta negativa y con una muestra del mayor irrespeto riposta: “¿O es que no
tiene capacidad…?”
El cliente potencial, prudentemente, corta la comunicación.
La insolente pregunta de la atrevida vendedora, pudo dar lugar a cualquier tipo
de respuesta grosera y bien merecida.
El telemarketing es un servicio de
venta o promoción de productos y servicios por teléfono. La disponibilidad
de bases de datos de clientes que se trasiegan desde los registros nacionales de
las personas hasta los directorios de las compañías telefónicas, pasando por
las empresas dueñas de las redes sociales, permite el acceso a compañías, para
contactar a multiplicidad de clientes potenciales.
La venta telefónica no tiene nada de malo. De
hecho, ahorra costos tanto a los vendedores como a los compradores, cuando
estos últimos están interesados en un determinado producto o servicio ofrecido.
Lo infortunado es cuando las empresas entrenan pobremente a sus vendedores o
sencillamente reclutan a personas que deberían buscar ocupación en cualquier
otra actividad distinta de las ventas.
El afán por aumentar las colocaciones puede
convertir al telemarketing en un medio invasivo e indeseable, cuando la actitud
del vendedor en lugar de ser persuasiva se convierte en la de un energúmeno que
imagina que lo que está ofreciendo, debe corresponder obligatoriamente a una
respuesta afirmativa de la persona contactada. Una muestra más del autoritarismo
que está penetrando casi todos los campos de actividad de la sociedad
hondureña.
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