martes, 8 de mayo de 2018

EL RETRATO

Es usual que personas jóvenes que rozan las 4 décadas vivan bajo la impresión de que, como en la novela de Oscar Wilde, El Retrato de Dorian Grey, nunca les llegará la etapa en donde el otoño de la existencia se plantea como un parteaguas y las urgencias para afrontar la vida son radicalmente distintas a las que enfrenta la juventud plena de salud y vitalidad.
Fue notorio en ocasión de las elecciones del colegio profesional más grande y más poderoso económicamente de Honduras, que la cúpula oficialista del país manifestara especial interés en lograr que el grupo de sus simpatías se impusiera en las elecciones de ese gremio.  Y lo lograron.
Unos días después, un sábado, el presidente saliente de esa asociación convocó una asamblea a la que asistieron animadamente sus miembros jubilados, para compartirles que ahorros efectuados durante su gestión evitando gastos en actividades superfluas que resultaban normales en el pasado, se destinarían para un bono adicional único a los miembros jubilados.  Para algunos, la jubilación de ese colegio resulta ser el único ingreso que reciben.
El asunto es que han transcurrido 3 semanas desde que se tomó la decisión de otorgar el bono adicional que con tanta expectativa está esperando la mayoría de los beneficiados, algunos de los cuales efectúan frecuentes visitas a las oficinas bancarias para encontrarse con la desagradable experiencia de que el ansiado bono adicional aún no ha sido depositado.
La noble decisión de la junta directiva saliente de sujetarse la faja para acumular cierta suma de dinero en beneficio de sus colegas que han salido del mercado laboral después de varias décadas de ejercicio profesional, está dejando hasta ahora un sabor amargo a los indicados beneficiarios, pues los nuevos directivos del gremio parecen tener pensado otros destinos para tales recursos resultado de políticas de austeridad.

Mientras llega el cercano bono de junio, los jubilados continuarán verificando en sus cuentas bancarias, el arribo del ansiado bono único, que tiene las connotaciones de una tomadura de pelo. Entonces, parodiando a Gabriel García Márquez en  su novela El Coronel no Tiene Quien le Escriba, en este caso se trata: “el jubilado no tiene quien le pague”.

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