La consultoría según algunas definiciones consiste en la contribución
a la solución de asuntos relativos a los negocios de las empresas, así como lo
concerniente a las actividades públicas. La actividad del consultor usualmente
está vinculada a temas específicos que comúnmente están descritos por el
demandante en términos de referencia de los servicios requeridos.
En el caso hondureño, la condición de consultor antes de la década
de los años 80 del siglo pasado era familiar en las profesiones del derecho, la
ingeniería y la medicina. Para los profesionales de las ciencias económicas y
sociales, hasta 1985, la denominación de consultor era alusión exclusiva de expertos
foráneos contratados en su gran mayoría por organismos internacionales particularmente
para el diseño, seguimiento y evaluación de proyectos.
Desde luego que antes de la fecha aludida hubo profesionales
nativos de las ciencias económicas y sociales con el membrete de asesores
apoyando los sectores público y privado. Pero la calificación de consultor
empezó sus primeros pasos con expertos hondureños de ambos sexos que rompieron
el tabú y la falta de autoestima con respecto a la capacidad local de efectuar
trabajos de consultoría.
En al ámbito práctico, la consultoría conlleva una sólida
formación, usualmente complementada con estudios en el extranjero y el dominio
de al menos un idioma adicional al nativo. El consultor, debe estar informado
de los progresos que ocurren en el campo de su profesión, de tal manera que,
deberá contar con conocimientos actualizados sobre la generación de nuevas tecnologías
para desarrollar su trabajo y el conocimiento de nuevos términos asociados con
la actividad para la cual ofrece sus servicios.
En cuanto a la condición contractual del consultor, consiste
en un trabajo por cuenta propia, usualmente por tiempo determinado en donde la
vinculación oferente-demandante culmina con la entrega de los productos y la
consiguiente cancelación de los servicios.
En la actualidad, dadas las condiciones de crisis en el
mercado laboral, es posible que la autodenominación de consultor haya
proliferado y exista un exceso de oferta de consultores que ha lanzado
estrepitosamente los honorarios a la baja. Existen registros de requerimientos
de consultoría en donde las sumas ofrecidas alcanzan L.16,000.00 mensuales (US$
666.67).
Los colegios profesionales y su federación no han prestado la
debida atención al trabajo de sus miembros como consultores, que constituye una
opción a la búsqueda de empleo bajo las órdenes de un patrono. Y aunque ha
habido intentos de integrar una asociación de consultores, no ha tenido éxito hasta
ahora.
En la medida que una nación va alcanzando mayores niveles de
desarrollo, mayor es la demanda de servicios especializados. Y en ese panorama,
la demanda de consultores y la importancia de la consultoría de calidad, irá creciendo en el país.
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