miércoles, 27 de junio de 2018

TRAICIONES

Desde que se inventaron las cámaras fotográficas, de cine y de video, la inclinación a utilizar de manera impropia imágenes comprometedoras de personas que han consentido o no ser fotografiadas o filmadas, ha tenido diversas repercusiones desde demandas judiciales hasta consecuencias trágicas. 
En una relación afectiva de cualquier nivel de compromiso, los participantes deben tener en cuenta que la duración de esta puede ser tan corta como un suspiro o tan larga como hasta que la muerte los separe. La regla de no permitir grabar cualquier imagen íntima es preferible, a exponerse a consecuencias impredecibles e irremediables.
Cuando uno de los integrantes de una pareja, sugiere la toma de imágenes de intimidad en fotos o videos, la otra parte debe tener en cuenta que las mismas pueden ser utilizadas como chantaje en cualquier momento futuro cuando la relación se deteriore o desaparezca. Entonces, ambas partes deben evitar ese tipo de situaciones que pueden desbordarse en cualquier momento.
Desvelar la intimidad de una persona con quien se ha cultivado una relación amorosa, conlleva a la sensación de traición por parte de la víctima del chantaje sicológico. Y el chantajista suele desconocer los límites del riesgo al que se está exponiendo, puesto que, las reacciones de los humanos ante las traiciones resultan ser inesperadas.
Sí de trata de la preferencia de alguien por las imágenes pornográficas, existe una oferta infinita de versiones profesionales a título gratuito u oneroso, con las que puede entretenerse. Mezclar experiencias afectivas con aficiones pornográficas, puede conllevar efectos impensables y actos violentos que suceden con frecuencia cotidiana.



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