Como consecuencia de los graves desórdenes acontecidos en
las principales ciudades del país en los 3 últimos días del mes de noviembre de
2017 el Gobierno de Honduras ha emitido el Decreto PCM -084 -2017, que restringe
la locomoción de los ciudadanos (toque de queda) por todo el país en el lapso
comprendido de las 6pm a 6am, es decir 12 horas diarias por 10 días a partir
del 1 de diciembre de 2017.
Conforme cifras del Banco Central de Honduras, el Producto
Interno Bruto a precios de mercado para el año de 2016, alcanzó los US$ 20,846
miles de millones, o sea, US$ 57.1 millones diarios, por lo que, suspendidas
las actividades económicas cotidianas por un tiempo igual al 50%, más la
expansión requerida en cuanto a los desplazamientos que deben hacerse de
personas y mercancías hasta los centros de trabajo, es factible estimar pérdidas
económicas iguales a US$ 28.6 millones o
L.673 millones por jornada de 12 horas (L.6,730 millones en 10 días), para controlar una situación de
ingobernabilidad, cuyas causas no se discutirán en este artículo.
Otro efecto que resaltar es el vinculado a las actividades
que realiza diariamente la fuerza de trabajo en el país. Según el Instituto
Nacional de Estadística, la población económicamente activa de Honduras fue de
3.6 millones de personas en el año 2016. De ese total, 1.8 millones son
asalariados; 1.4 millones trabajan por cuenta propia; y 0.4 millones constituyen
mano de obra familiar no remunerada. De toda la masa laboral indicada, 2
millones de personas (más del 50%) sufre problemas de empleo incluyendo
desocupación, buscando trabajo por primera vez, subempleo visible y subempleo
invisible.
La actividad económica, ocupación y categoría de empleo en
la que se ubica una persona, define la necesidad de trabajar en horas nocturnas
para poder generar el ingreso necesario para sí y sus familias. A diferencia de
los asalariados que cuentan con un empleo estable y con un ingreso casi
religiosamente asegurado, las personas ubicadas en los segmentos laborales de “por
cuenta propia” y un buen porcentaje de aquellos con problemas de empleo, se
sostienen con lo que logran hacer día por día, en una lucha constante por el
diario vivir. La vulnerabilidad de estos últimos es tal, que el día que no
trabajan, no comen.
El punto entonces es que se adoptan medidas desproporcionadas
a las circunstancias, sin consideración de ningún tipo para aquellas víctimas
colaterales de un conflicto en el que no tienen responsabilidad alguna, en
lugar de buscar soluciones menos dolorosas, distintas a la de sostener el statu
quo a cualquier precio. Un precio que están pagando en mayor medida, los más
débiles.
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