Tan limpio que andaba
que ayer me mudé
Buscando a pitero
todo me enlodé.
todo me enlodé.
Cójanlo, cójanlo,
Allí se metió
Que no se me vaya
Ese hermoso pitero.
Allí se metió
Que no se me vaya
Ese hermoso pitero.
Se metió en el monte
lo busco con luz
y sale pitero
Diciendo ¡ay Jesús!
lo busco con luz
y sale pitero
Diciendo ¡ay Jesús!
Pitero está gordo
Pa’ alivio de males
Y salen diez pesos
De nacatamales.
Pa’ alivio de males
Y salen diez pesos
De nacatamales.
Uchú, campirana
Uchú, fantasia
Atrápenlo duro
De la rabadilla, (bis).
Uchú, fantasia
Atrápenlo duro
De la rabadilla, (bis).
Al indio le gusta
El maíz doradito,
Pero más le gusta
El pitero bien frito.
El maíz doradito,
Pero más le gusta
El pitero bien frito.
Al indio le gusta
El maíz amarillo
Pero más le gusta
El pitero tordillo.
El maíz amarillo
Pero más le gusta
El pitero tordillo.
Pa’ alivio de males
Señores les fio,
Quien quiera comerse
Un tamal de pitero.
Señores les fio,
Quien quiera comerse
Un tamal de pitero.
Tamal de pitero
No lo como yo,
Porque mi abuelita
De eso se murió.
No lo como yo,
Porque mi abuelita
De eso se murió.
Llamado también armadillo o cusuco, es un mamífero que se encuentra
en las montañas de Honduras. Su carne es apetecida por tener sabor a cerdo,
conejo y pollo. Es considerado una especie en peligro de extinción.
En Honduras, al claxon de los automóviles se le denomina
pito. Y ese instrumento que su mejor función es avisar a los peatones
distraídos, cuidado al transitar, es utilizado como arma de presión entre
conductores.
Ya sea para demostrar prepotencia o impotencia, el sonido
estridente del pito (claxon) es para algunos, la forma de descongestionar un
tranque; coaccionar a una agente de tránsito; pretender acelerar a un conductor
cuidadoso; y fundamentalmente, por parte de energúmenos, para avisar desde 50
metros a alguien en una bocacalle, que no intente atravesarse en su camino.
El uso indiscriminado del claxon está contribuyendo a la
contaminación sónica de las principales ciudades de Honduras y no parece haber
manera de controlar a los descontrolados “piteros”, con las disculpas hacia los
inofensivos animalitos.
No es inusual, encontrar por las congestionadas arterias de
Honduras a individuos que se aferran al pito hasta 5 minutos consecutivos, como
si, su demostración de total descortesía y mala educación, le permitirán volar
por encima de los autos que en los embotellamientos tiene justo delante de él.
Una campaña dirigida al apropiado uso del claxon es
necesaria para reducir los niveles de contaminación sónica; controlar el crispado
carácter de los conductores de las ciudades; y la costumbre de utilizarlo para saludar en la calle.
Los piteros de la ciudad, podrían aprender mucho de sus
parientes de la montaña que, precisamente no son tan bulliciosos.
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