viernes, 15 de junio de 2018

EL PITERO


Tan limpio que andaba
que ayer me mudé
Buscando a pitero
todo me enlodé.
Cójanlo, cójanlo,
Allí se metió
Que no se me vaya
Ese hermoso pitero.
Se metió en el monte
lo busco con luz
y sale pitero
Diciendo ¡ay Jesús!
Pitero está gordo
Pa’ alivio de males
Y salen diez pesos
De nacatamales.
Uchú, campirana
Uchú, fantasia
Atrápenlo duro
De la rabadilla, (bis).
Al indio le gusta
El maíz doradito,
Pero más le gusta
El pitero bien frito.
Al indio le gusta
El maíz amarillo
Pero más le gusta
El pitero tordillo.
Pa’ alivio de males
Señores les fio,
Quien quiera comerse
Un tamal de pitero.
Tamal de pitero
No lo como yo,
Porque mi abuelita
De eso se murió.

Llamado también armadillo o cusuco, es un mamífero que se encuentra en las montañas de Honduras. Su carne es apetecida por tener sabor a cerdo, conejo y pollo. Es considerado una especie en peligro de extinción.
En Honduras, al claxon de los automóviles se le denomina pito. Y ese instrumento que su mejor función es avisar a los peatones distraídos, cuidado al transitar, es utilizado como arma de presión entre conductores.
Ya sea para demostrar prepotencia o impotencia, el sonido estridente del pito (claxon) es para algunos, la forma de descongestionar un tranque; coaccionar a una agente de tránsito; pretender acelerar a un conductor cuidadoso; y fundamentalmente, por parte de energúmenos, para avisar desde 50 metros a alguien en una bocacalle, que no intente atravesarse en su camino.
El uso indiscriminado del claxon está contribuyendo a la contaminación sónica de las principales ciudades de Honduras y no parece haber manera de controlar a los descontrolados “piteros”, con las disculpas hacia los inofensivos animalitos.
No es inusual, encontrar por las congestionadas arterias de Honduras a individuos que se aferran al pito hasta 5 minutos consecutivos, como si, su demostración de total descortesía y mala educación, le permitirán volar por encima de los autos que en los embotellamientos tiene justo delante de él.
Una campaña dirigida al apropiado uso del claxon es necesaria para reducir los niveles de contaminación sónica; controlar el crispado carácter de los conductores de las ciudades; y la costumbre de utilizarlo para saludar en la calle.
Los piteros de la ciudad, podrían aprender mucho de sus parientes de la montaña que, precisamente no son tan bulliciosos.







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