La letra menuda se utiliza y se
aloja en instrumentos más allá de los contratos. Se transforma aparte de su
contenido intrínseco en una exigencia visual y mental, que produce en el
eventual afectado una especie de desgano por percatarse de lo que efectivamente
está firmando o a qué se está comprometiendo.
Es común encontrarla en contratos
de préstamo, pólizas de seguro, telefonía, arrendamiento, derechos de imagen y
en avisos legales publicados en los periódicos como estados financieros, avisos
de remate y los relativos a herencias, patria potestad y divorcios.
De manera usual, en el caso de
los contratos el interesado tiene prisa y ansiedad por adquirir el bien o el
servicio que lleva consigo compromisos en letra miniatura. En su arrebato, el
cliente echa un vistazo a vuelo de pájaro al documento y firma sin mayor
dilación, eludiendo la lectura, estudio y comprensión del contenido de esos
detalles minúsculos que luego se convierten en dolores de cabeza cuando se
descubre algo inesperado o tiene que llegarse a un litigio.
En el caso de los avisos de los periódicos,
la publicación suele ser tan diminuta, que resulta desapercibida para los
destinatarios de esta.
En gran parte de los casos, los
potenciales afectados por las disposiciones en letra menuda suscribirán el
contrato cualquiera sea el tamaño de la misma. El
asunto es que al menos debe estar enterado de sus obligaciones y por
consiguiente saber a qué atenerse.
En el ámbito privado, los
contratos se consideran formulados de buena fe. Entonces, cuando se utilizan
elementos físicos como el tamaño de la letra, no hay duda que existe una
intención de sorprender a una de las partes. Y de hecho se establece un
elemento de subordinación en contra del afectado.
El caso extremo de la letra
menuda es la ausencia de contrato. En esta circunstancia el tamaño de la letra
es cero y la indefensión del afectado es absoluta.
En teoría, el derecho privado
trata los asuntos entre iguales mientras el derecho público tiene que ver con
las relaciones de subordinación entre las personas y el Estado. La presencia de
la letra menuda en los contratos, puede dar lugar a abusos. Es por ello que en
años recientes, algunos países han prohibido su uso.
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