Fuente: ANCESTRY, traducción libre
En
los tiempos de antaño no era poco común para las mujeres tener más de una docena
de hijos, dado que los estilos de vida agrarios o “vida en el campo” exigía de
familias numerosas para trabajar la tierra y mantener la granja.
Lastimosamente,
muchos infantes no sobrevivían la infancia, sin mencionar, el gran número de
mujeres que morían en los partos. Hoy, los milagros de la medicina moderna hacen
que el nacimiento de los bebes sea más seguro, pero durante la primera parte
del siglo XX, la tecnología médica neonatal significaba un áspero camino para
ambos: las madres parturientas y los recién nacidos.
Antes
de 1900, las madres daban a luz en casa, y las parteras eran las primeras asistencias
durante la labor de parto; pero debido al aumentado uso de la anestesia (introducida
en 1842 por el Dr. Crawford Long) la asistencia de los médicos pediatras se
volvió más tarde, normal. En los hospitales, a las madres en labor de parto se
les administraba Crepúsculo del Sueño, un coctel de morfina y la droga
anestésica, escopolamina que dejaba inconsciente a las mujeres (Se encontró
posteriormente que el Crepúsculo del Sueño, borraba de la memoria los dolores
de parto en lugar de aliviarlos). Al principio los nacimientos en los
hospitales –que a menudo resultaban con infecciones y el uso invasivo de
herramientas como los fórceps- contribuyeron grandemente a aumentar las tasas
de mortalidad infantil y materna. No fue sino hasta 1940, con la extendida
institución de las condiciones de esterilidad que las tasas de mortalidad de
los infantes asistidos por pediatras bajaron en comparación con las que
existían cuando eran atendidas por las parteras.
Luego
de la Segunda Guerra Mundial, las compañías privadas de seguros hicieron más accesibles
los alumbramientos en los hospitales lo que resultó en que el número de
nacimientos en los hospitales aumentara dramáticamente durante la década de los
años 40 a 75 por ciento del total de alumbramientos. Y desde entonces, gracias
a los avances de la neonatología las tasas de mortalidad infantil han caído,
sustancialmente.
Durante
el siglo XX, las nociones americanas de lo que debiera ser la infancia, se
sometió a cambios tremendos. Las leyes sobre el trabajo infantil y la escuela obligatoria
permitieron a los niños permanecer en las aulas de clase en lugar de en los
campos y las fábricas. La aparición de campos de juego, escuelas preescolares y
pediatras, todo contribuyó a hacer de la infancia un espacio más protegido de
la existencia. Y debido a los avances en vacunas y mejor higiene, más niños
vivieron para ver su vida adulta, más que en cualquier etapa previa.
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