jueves, 25 de octubre de 2018

UN LARGO CAMINO

Fuente: ANCESTRY, traducción libre
En los tiempos de antaño no era poco común para las mujeres tener más de una docena de hijos, dado que los estilos de vida agrarios o “vida en el campo” exigía de familias numerosas para trabajar la tierra y mantener la granja.
Lastimosamente, muchos infantes no sobrevivían la infancia, sin mencionar, el gran número de mujeres que morían en los partos. Hoy, los milagros de la medicina moderna hacen que el nacimiento de los bebes sea más seguro, pero durante la primera parte del siglo XX, la tecnología médica neonatal significaba un áspero camino para ambos: las madres parturientas y los recién nacidos.
Antes de 1900, las madres daban a luz en casa, y las parteras eran las primeras asistencias durante la labor de parto; pero debido al aumentado uso de la anestesia (introducida en 1842 por el Dr. Crawford Long) la asistencia de los médicos pediatras se volvió más tarde, normal. En los hospitales, a las madres en labor de parto se les administraba Crepúsculo del Sueño, un coctel de morfina y la droga anestésica, escopolamina que dejaba inconsciente a las mujeres (Se encontró posteriormente que el Crepúsculo del Sueño, borraba de la memoria los dolores de parto en lugar de aliviarlos). Al principio los nacimientos en los hospitales –que a menudo resultaban con infecciones y el uso invasivo de herramientas como los fórceps- contribuyeron grandemente a aumentar las tasas de mortalidad infantil y materna. No fue sino hasta 1940, con la extendida institución de las condiciones de esterilidad que las tasas de mortalidad de los infantes asistidos por pediatras bajaron en comparación con las que existían cuando eran atendidas por las parteras.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, las compañías privadas de seguros hicieron más accesibles los alumbramientos en los hospitales lo que resultó en que el número de nacimientos en los hospitales aumentara dramáticamente durante la década de los años 40 a 75 por ciento del total de alumbramientos. Y desde entonces, gracias a los avances de la neonatología las tasas de mortalidad infantil han caído, sustancialmente.

Durante el siglo XX, las nociones americanas de lo que debiera ser la infancia, se sometió a cambios tremendos. Las leyes sobre el trabajo infantil y la escuela obligatoria permitieron a los niños permanecer en las aulas de clase en lugar de en los campos y las fábricas. La aparición de campos de juego, escuelas preescolares y pediatras, todo contribuyó a hacer de la infancia un espacio más protegido de la existencia. Y debido a los avances en vacunas y mejor higiene, más niños vivieron para ver su vida adulta, más que en cualquier etapa previa.

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