miércoles, 3 de octubre de 2018

TODO O NADA

En un banco estatal de Honduras había un antiguo empleado que le encantaba contar y compartir anécdotas sobre eventos de la institución que según él iban en contra de la lógica financiera que debe primar en una entidad cuyo giro principal es prestar dinero.
Indicaba con sorna que, en los períodos iniciales del banco, cuando un prestatario acudía a la ventanilla para pagar únicamente el principal, haciendo caso omiso -deliberado o no- del pago de intereses, el cajero rechazaba el pago y le indicaba que recibiría el dinero hasta que trajera completo el monto de capital e intereses del préstamo adeudado. Algunos prestatarios regresaban, pero los expedientes indicaban que la mayoría no lo hacía, mientras el índice de morosidad del banco aumentaba.   
Desde luego que las entidades financieras se rigen por normas establecidas tanto fuera como dentro de la institución. Pero los encargados de las operaciones cotidianas no deben olvidar que constituye una política desastrosa rechazar la entrada de fondos. Una entidad financiera, debe tener sumo cuidado en la salida de dinero; pero nunca obstaculizar las entradas de recursos y con mayor razón sí se trata de montos que le adeudan. De hecho, ese es un principio elemental que aplica a cualquier tipo de negocio.
A pesar de los avances tecnológicos la lógica financiera contraproducente de complicar pagos de obligaciones sigue vigente. Recientemente, en una sucursal bancaria de un mall capitalino, los clientes que requerían pagar sus saldos de tarjetas de crédito se encontraron con la sorpresa que se les impedía hacerlo porque “estaba caído el sistema”. Habían transcurrido dos horas rechazando pagos, hasta que un cliente le indicó a uno de los cajeros, quienes no habían consultado al gerente sobre una mejor opción, que no se retiraría de allí sin un recibo que indicara que había pagado su obligación. El impasse se resolvió con un recibo de caja.

Buena parte del secreto de la rentabilidad y efectividad de las instituciones financieras y demás negocios no radica en contratar agresivos cobradores de call centers que irrumpen la tranquilidad de los hogares con indeseables cobros de cuentas vencidas hace 10 años que no honraron exempleados de la casa contactada.  Recaudar un pago oportuno, garantiza mejor las operaciones de las instituciones que intentar rescatar deudas de personas con domicilio desconocido, cuyas obligaciones han sido castigadas contra reservas y que sencillamente ya prescribieron.

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