lunes, 29 de mayo de 2017

AJEDREZ DUDOSO

Con la convocatoria del Tribunal Supremo Electoral para las elecciones generales que se practicarán el 26 de noviembre de 2017, ha iniciado la carrera de los candidatos a cargos de elección popular en la República de Honduras.
Los manuales de marketing político le indican a los candidatos presidenciales y a sus asesores qué deben hacer para ganar una elección y cada país tiene sus propias características. Muy pocos libretos se encuentran para señalar qué se debe obviar para evitar perder una elección.
Dos eventos novedosos fundamentales están presentes en la actual campaña electoral: la reelección presidencial y la presencia de una alianza política formal, desde la oposición. Aun cuando, se plantee que existen todas las respuestas a cualquier movimiento de ajedrez que amenace a la parte interesada en retener el poder político, se desconoce qué maestro internacional participante ha jugado partida alguna de ajedrez con el campeón mundial, Magnus Carlsen.
La observación de los principales acontecimientos políticos sucedidos en los meses recientes permite evaluar algunos comportamientos de partidos/candidatos que podrían desembocar en la pérdida de la elección presidencial:
1.       Concentrar el poder público y el del partido para garantizar ilegalidades y eliminar cualquier intento de competencia partidaria o no. Los aspirantes correligionarios, frustrados, se hacen los entusiastas, pero no lo están.
2.       Manejar el partido de manera absolutista o como si fuera negocio particular ignorando el impacto provocado por la descapitalización resultante de la fuga de congresistas que han huido a refugiarse en otros partidos; perder el control legal del partido; o desconocer el desgaste en el ejercicio del poder.
3.       Inflar las urnas en las elecciones primarias, con papeletas fantasmas o provenientes de personas sin capacidad o posibilidad para ejercer el voto (niños y difuntos), e inducir el sufragio forzado.
4.       Manejar un doble estándar en el manejo de redes sociales: una como precandidato y la otra como candidato, ignorando a quienes inicialmente no dudaron en brindarle su apoyo.
5.       Distraer tiempo en interacciones virtuales con activistas de oposición en lugar de dedicarse a consolidar la unidad real de su partido y plantear propuestas coherentes.
6.       Concentrarse en asegurar una posición y dejar a la deriva a todos los líderes que lo acompañaron en sus incursiones políticas.
7.       Desdeñar las estructuras de liderazgo existentes en los departamentos y municipios por atender asesoramiento proveniente de asesores apolíticos.
8.       Preestablecer proporciones de focalización en el electorado asumiendo que el voto duro está seguro y lo que importa es el voto “independiente”. El candidato “vende” y los electores deciden.
9.       Confiar la campaña política en círculos de hierro conformados por amigos y allegados que, nunca se han sometido al voto popular o cuando lo han hecho han fracasado estrepitosamente.
10.   Desdeñar el aporte espontáneo, intelectual o monetario de militantes de su partido.


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