Garantizar un ingreso básico universal incondicional (IB)
para toda la población de un país, no es una idea nueva ni tampoco monopolio de
países ricos. De hecho, aún en países de menor desarrollo, la existencia de
transferencias condicionadas o no para los más pobres, tienen la connotación de
ingreso básico, pero no universal. La Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico, OCDE (países ricos), ha retomado recientemente el asunto
del IB.
Para la OCDE, establecer IB en los países cobra importancia
para corregir la desigualdad, las formas atípicas de desempleo asociados con la
transformación digital, el riesgo de pérdida de empleos a causa de la automatización
y los desbalances entre familia, trabajo y ocio. En alrededor el 50% de sus
países miembros, menos del 50% de los que buscan empleo, reciben subsidio por
desempleo.
En Alaska, las ganancias de petróleo son distribuidas a toda
la población en una base per cápita (US$1,022.00 en 2016). Países como Suiza,
Holanda, Finlandia, Francia, Canadá, Escocia y algunos empresarios de Estados
Unidos han establecido esquemas piloto de Ingreso Básico. También, hay ensayos
parciales en Namibia y Kenia.
El IB Universal versus el IB focalizado que sustituye, no debe
afectar los ingresos por pensiones por encima del IB que se establezca o la
provisión de servicios públicos como salud, educación, cuidados especiales a
desvalidos y otros cuidados. Extrapolar las transferencias focalizadas a toda
la población, significará una reducción del IB recibido actualmente por los
beneficiarios focalizados. En este esquema neutro, no hay aumento
presupuestario.
En Honduras el salario mínimo promedio de 2016 que alcanzó
L.7,759.98 y es recibido por unos 550,000 asalariados, es incumplido de alguna manera
por el 36% de las empresas grandes y la casi totalidad de las empresas
pequeñas.
De acuerdo a la Secretaría de Finanzas (Presupuesto Ciudadano),
el gasto social presupuestado para el año 2016 alcanzó la suma de L.82,175.2
millones por lo que, con una población total estimada de 8,136 miles de
personas, resultó para ese año una asignación per cápita de L. 10,100.2 o sea,
US$ 439.32.
Dado que el gasto social per cápita del gobierno de Honduras
es superior al salario mínimo, un ejercicio válido para considerar un Ingreso Básico
a todos los hondureños podría iniciarse con buena parte de la masa de
transferencias condicionadas o no, que considerando sus características de focalización
pueden dar lugar a utilizarse para entrega en forma discriminada, no transparente
y con propósitos estrictamente partidarios por parte de los gobiernos en el
poder.
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