viernes, 12 de mayo de 2017

ESCENARIO DEL PODER

La inclinación actual de los gobiernos hacia las dictaduras, que parecían especies en proceso de extinción, parece resurgir con ímpetu creciente. La democracia huye en retirada ante la embestida de proyectos dictatoriales minuciosamente elaborados que se visten de aparente poder popular.  
El dictador puede envolverse en la bandera de la derecha o de la izquierda; del populismo o del nacionalismo. No importa. El denominador común es su autoritarismo, sectarismo, la compra de voluntades, la distribución de dádivas a los pobres y el control de negocios importantes de la nación: la concesión de los recursos naturales, la infraestructura y los servicios existentes con participación accionaria del dictador en todos los negocios.
El dictador desde el poder ejecutivo, nombra, controla y dicta órdenes a los otros dos poderes del estado; a la fiscalía; a las autoridades electorales; a los cuerpos armados; y a todo el aparato del sector público, al que incluso le exige sumisión y pleitesía. El vasallaje retorna en su esplendor como una máscara de esclavitud, aun cuando en Centroamérica fue abolida en 1824.
Al hacer desaparecer la institucionalidad y el imperio de la ley, el dictador aplica su “justicia” de manera discrecional: mano dura y persecución para los opositores; guante blanco y protección para todo aquel que lo acompañe en su aventura dictatorial.   
Incluso la inseguridad forma parte del sesgado esquema operativo del dictador. Sus aliados cuentan con protección policial y militar, mientras el resto de la población tiene que agenciarse su propia protección contra la violencia y el crimen.
Otro elemento fundamental del proyecto dictatorial, es el control casi absoluto de los medios de comunicación. Da pena, la manera entreguista con que, antiguos defensores del pueblo, hoy utilizan su pluma para aprobar, justificar o defender el “proyecto” y atacan a todo aquel que se cruce en su camino. No hay duda que el temor a una vejez sin los privilegios acostumbrados, pesa más que la dignidad que un día aparentaron tener.
El dictador entonces, sabe que la marcha de su proyecto está avalada por:
·    -     Valores morales precarios y necesidades ingentes de la población en general.
·   -      Individuos, empresas y organizaciones de sociedad civil, domesticadas por prebendas, amenazas y persecuciones gubernamentales de todo tipo.
·     - Marco legal diseñado a su favor: Constitución, convenios internacionales, códigos, leyes, reglamentos, resoluciones y manuales.
·      -   Algunos organismos internacionales, complacientes.
·     -    Marco institucional sometido: poderes del estado, cuerpos armados, secretarías de estado, alcaldías, gubernaturas, auditoras, fiscalías, observatorios, comisiones, comisionados.
·     -    Fuente financiera garantizada: los recursos públicos de la nación utilizados a discreción.
·    -     Operadores de justicia dependientes.
·    -     Aparato mediático desorientador.
·    -     Alianza para el fraude en las mesas electorales: Partidos con candidato presidencial único.
·   -      Inmovilización de la oposición: Intervención y persecución de dirigentes opositores.

El dictador cuenta con el escenario preparado para su siguiente gran zarpazo: ganar las elecciones a como dé lugar. Y sí el mapa de ruta le resulta, al día siguiente de conocerse los resultados en las urnas, habrá miles de arrepentidos por acciones u omisiones. Entonces, podría ser demasiado tarde.

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