martes, 9 de mayo de 2017

PROPUESTA POLITICA

Durante el actual proceso electoral hondureño que culminará en noviembre de 2017, el oficialismo ha criticado a la oposición por la ausencia de propuestas. El eslogan principal de campaña del oficialismo se reduce a que “lo bueno debe de continuar”, idéntico al que esgrimía el actual presidente de Paraguay para justificar su fracasada aventura reeleccionista. La mejor propuesta del oficialismo es la reelección, violando la constitución.
Según Jack Fleitman (2012), la propuesta o plataforma política es la oferta que cada partido o grupo social y su candidato hace al electorado en busca de conseguir su preferencia, afianzar la simpatía y la intención de voto. Generalmente se da a conocer por los candidatos y líderes en discursos, entrevistas, debates, presentaciones, folletos y eventos.
La propuesta seria, es lo más importante en un proceso electoral ya que es el medio para prometer las soluciones económicas, políticas, sociales y culturales a una comunidad y a sus electores. La oferta de un mitómano (mentiroso patológico) sólo es creíble por “convencidos” e ilusos.
La sociedad hondureña ha aprendido de la forma más dolorosa, que candidatos presidenciales con frecuencia incumplen lo que juran y prometen, y más bien, una vez en el poder resultan ejecutando acciones inconstitucionales e ilegales como la reelección presidencial, el continuismo y el irrespeto sistemático y generalizado a la institucionalidad.
La reelección presidencial en Honduras es un proyecto de un grupo transversal determinado -no todos nacionalistas- que, para continuar detentando el poder de la nación, pretende cerrar espacios a la oposición y a miembros del Partido Nacional con aspiraciones presidenciales.
La actual propuesta de reelección del oficialismo se repite después de 81 años y ya le ha costado al pueblo hondureño miles de millones de lempiras que han sido desviados en propaganda y compra de voluntades en lugar de utilizarse para ejecutar políticas públicas en beneficio de la población en general. Y costará mucho más desde ahora hasta que se realicen las elecciones generales. El oficialismo financiará la “campaña electoral” de 8 partidos.
El gobierno no puede esperar y mucho menos exigir, que la oposición le aplauda por aquello que, siendo su obligación, ejecuta muy parcialmente. Tampoco debe estar buscando chivos expiatorios justificando los problemas que no ha podido o no ha querido resolver, como responsabilidad de gobiernos previos. Quien busca gobernar recibe los activos y pasivos de la administración pública; es obligación de todo estadista aumentar los primeros y reducir los segundos. No al revés. En 7 años y medio continuos el oficialismo ha mostrado su capacidad de despilfarro.
Para un país como Honduras que enfrenta enormes problemas, la priorización de sus soluciones es la mejor propuesta. Un candidato presidencial debe comprometerse con la institucionalidad y la legalidad en lugar de atropellarla.  La sociedad hondureña está también interesada en conocer qué va suceder con la corrupción, el desempleo, la inseguridad individual y jurídica, los negocios, la emigración, el ambiente, la competitividad, la tecnología, la educación, la salud, la vivienda, la infraestructura, las concesiones y en general, qué se va hacer para ir cerrando las brechas del subdesarrollo en que se encuentra sumida la nación.

En política a cada quien le interesa vender que lo que hace está “bueno”; en cuanto a gobernar, siempre habrá alguien que lo hará mejor.

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