La libertad de expresión es un derecho fundamental
estipulado en el Artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948.
Cuando un estilo de gobernanza como el hondureño se asegura
en acallar las voces de la crítica y el descontento, manipulando los medios de
comunicación radiales, escritos y televisivos, el resultado es que la nación
está sufriendo un tipo de autoritarismo, que rápidamente puede decantar en una
dictadura.
Usted puede intentar emitir su opinión en un medio hablado o
escrito y cuando el contenido de su criterio no se encuentra dentro de los
parámetros establecidos por los medios, que responden a lo que indica el
patrocinador (llámese gobierno) cortan abruptamente su intervención en medio
del aire o sencillamente no publican sus artículos. Los medios, han perdido el
rubor sobre su real objetivo: defender la libertad de expresión. Por ello las
redes sociales se han convertido en el único espacio de expresión para aquellos
que disienten con lo que el gobierno está haciendo mal o muy mal. Lo que el
gobierno hace bien, es su obligación y sus adláteres pueden aplaudir por ello hasta
que se hinchen sus manos.
Las redes sociales desde las postrimerías del siglo pasado han
modificado el espectro de los accesos a la libertad de expresión en todo el
mundo. Fueron esas redes las que permitieron las acciones de la primavera árabe de 2011 que lograron sacudir
las dictaduras de Mubarak en Egipto, Ben Alí en Túnez y Gadafi en Libia.
Conforme https//planetrulers.com/current-dictators
actualmente (2017) existen en el mundo 49 dictadores: 21 en África; 18 en Asia;
7 en el Oriente Medio; 2 en América; y 1 en América. Los hondureños no queremos
una dictadura más en nuestro país y en esa línea votaremos este 26 de noviembre.
Las redes sociales han demostrado su fuerza al derrocar
dictadores con más de 30 años en el poder. Esas mismas redes sociales pueden
también contribuir a que un aspirante a tirano concrete sus malévolos
propósitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario