Hace 50 años, en la
asignatura de Español, la universidad enseñaba que había 5 tipos de oratoria:
Pedagógica, Forense, Política, Religiosa y Militar. Ahora, según Creación
Literaria se agregan: Oratoria Social llamada también oratoria sentimental,
ceremonial o augural; Artística y Empresarial.
Sí partimos de su definición
escueta, Oratoria es el arte de hablar en público con elocuencia, con la
finalidad de persuadir o conmover al auditorio. Entonces, hay otros campos de
actividad humana en donde se recurre a la oratoria para alcanzar objetivos, por
ejemplo, en el ámbito deportivo.
Desde que aparecieron los proyectores de filminas en los años 70 del
siglo pasado, hasta los proyectores de diapositivas con sus diversas
innovaciones para presentaciones power point, algunas variantes de oratoria han
reducido la intervención humana y han sucumbido al desplazamiento por las
máquinas, contribuyendo a la pereza de los oradores en memorizar su discurso y
dando paso a conductas desagradables en donde un expositor, lee lo que aparece
en la pantalla, dando la espalda a su auditorio.
En la contienda electoral hondureña que culmina el 26 del presente mes,
nos encontramos con un candidato, que en su afán de convencer al electorado ha
utilizado al menos 3 tipos de oratoria. Comenzó con la política; luego le
pareció que el tono militar era más apropiado a sus antecedentes y propósitos;
y actualmente se encuentra practicando y desarrollando el estilo religioso. Parece
haber concluido que el tono pastoral le resultará efectivo para persuadir a su
rebaño de votantes, expediente exitoso para algunos pastores religiosos
admiradores suyos, al hacerse de una grey que con devota reverencia, alimenta
sus cuentas bancarias con el diezmo mensual y las ofrendas.
El afán por detentar el poder puede llevar a individuos a hacer o
parecer cualquier cosa que consideren es útil para sus metas inmediatas,
incluyendo la transfiguración.
En política hay políticos. Nada más. La santísima trinidad es un dogma
de la mayoría de las denominaciones cristianas. No tiene nada que ver con
políticos con ínfulas de predestinación.
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